Camara - Rodrivan.

2.

Momentos en Movimiento.

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El día había sido tranquilo, con Iván y Rodrigo paseando por el parque de su barrio, disfrutando de la brisa fresca y la luz del atardecer. La tarde avanzaba lentamente, y la cámara de Rodrigo no dejaba de hacer "click" cada vez que Iván reía, miraba un pájaro, o simplemente disfrutaba del entorno.

Rodrigo estaba particularmente concentrado en capturar un momento especial: Iván corriendo tras un globo rojo que se había soltado de un niño cercano. La escena era simple, pero el entusiasmo de Iván y la liviandad del momento lo hacían parecer mágico.

Iván se detuvo finalmente, con el globo en la mano, y miró hacia Rodrigo. "¿Cuántas fotos has tomado ya hoy?"

Rodrigo, con una sonrisa amplia, le mostró la cámara. "Solo un par. Cada momento es diferente, y quiero capturarlos todos."

Iván se rió. "Eres increíblemente persistente. Pero, ¿alguna vez te cansas de estar detrás del lente?"

"Es mi forma de estar presente en cada momento contigo," respondió Rodrigo, ajustando el enfoque de la cámara. "No quiero perderme nada."

Mientras continuaban su paseo, llegaron a un pequeño lago donde se sentaron a descansar. La tranquilidad del lugar y el sonido relajante del agua creaban una atmósfera perfecta para conversar. Rodrigo seguía tomando fotos de Iván, quien parecía cada vez más cómodo con el constante parpadeo del obturador.

Iván comenzó a hablar sobre sus sueños y aspiraciones, mientras Rodrigo se dedicaba a capturar su expresión sincera. "A veces pienso en lo que haré en el futuro, en si todo esto cambiará."

Rodrigo se inclinó hacia adelante, sin dejar de enfocar la cámara. "No importa lo que pase, estos momentos ahora son parte de lo que somos. No quiero olvidar ni uno solo."

Iván se giró hacia él, viendo cómo Rodrigo, con una mirada concentrada, intentaba obtener la toma perfecta. "Gracias por hacer que cada momento sea especial."

Rodrigo bajó la cámara y lo miró a los ojos. "No es solo por ti, Iván. Es por nosotros. Cada momento juntos es valioso para mí."

Con el sol comenzando a ocultarse en el horizonte, Rodrigo y Iván se levantaron para regresar a casa. Las fotos de la tarde eran testigos de la conexión y la alegría que compartían, y cada click había inmortalizado un pedazo de su día.

Al llegar a casa, Rodrigo revisó las fotos del día, notando cómo cada una capturaba una parte de su amistad y cariño. Las imágenes eran más que simples recuerdos; eran fragmentos de un tiempo compartido, momentos de risa y complicidad que se habían quedado congelados en el tiempo.

Iván, al ver las fotos, se dio cuenta de cuánto significaban para él. La constante presencia de la cámara de Rodrigo no era una molestia, sino una muestra constante de su cariño y aprecio.

"Me alegra que siempre estés listo para capturar estos momentos," dijo Iván, abrazando a Rodrigo mientras observaban las fotos. "Gracias por hacer que todo sea especial."

Rodrigo sonrió, guardando la cámara. "No hay de qué. Este es solo el principio de una colección interminable de momentos felices."

Y así, con el final del día y el calor del hogar envolviéndolos, supieron que cada momento capturado en la cámara era una pieza más de su historia compartida, un testimonio silencioso de su amistad y cariño.

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