El primer día de Anya en la mansión había sido un torrente de imprevistos. Ahora, sentía que todas las sirvientas murmuraban sobre ella, susurrando comentarios hirientes que intentaban mantener en secreto, pero que Anya escuchaba claramente.
Mírala, cree que puede enamorar al joven Damian - se burló una de ellas, con su risa contenida pero audible.
Qué tonta, solo jugará con ella - agregó otra, su voz llena de sarcasmo - es obvio - rieron
- Anya intentó ignorarlas , pero era difícil. Sabía que necesitaba mantener la compostura , no podía acusarlas con Damian , así que tenía que mantener la calma y no dejar que las habladurías la afectaran. Además, recordaba que ellas trabajaban como sirvientas por necesidad, al igual que ella.
Justo entonces , Melinda entró en la cocina, su presencia fue imponente .
Quiero café negro - ordenó, su voz firme.
Una de las sirvientas se apresuró a atenderla, mientras las demás salían de la cocina para cumplir con sus tareas.
Melinda se acercó un poco a Anya, su mirada escrutadora recorriendo su cuerpo de pies a cabeza.
Ya veo... - musitó para sí misma, una sonrisa astuta Apareció en su rostro - Por eso a mi hijo le gusta - Anya era más bonita de lo que pensaba
Anya se sintió incómoda bajo la mirada de Melinda, pero intentó mantener la compostura.
¿Anya, verdad? - preguntó Melinda con su voz alta y clara.
Anya se detuvo en su tarea de cocinar y se inclinó en una reverencia de saludo.
Sí, señora - respondió.
Melinda la miró intrigada, su mirada escrutadora recorriendo el rostro de Anya.
¿Y qué estás haciendo? - preguntó con curiosidad evidente.
Estoy preparando el almuerzo del joven Damian, señora - dijo Anya, sonriendo ligeramente con amabilidad.
Melinda asintió, su expresión cambiando a una más calculadora.
Ya veo - dijo con voz baja - Eres muy habilidosa, Anya (...) ¿Y cómo conociste a mi hijo?
Anya se sintió confundida por el cambio de tono de Melinda. Era una pregunta de doble filo, era obvio.
Somos amigos - dijo Anya, intentando sonar natural, pero su corazón latía más rápido.
Melinda se detuvo frente a Anya, su mirada fija en ella.
Sabes Anya, mi hijo Damian es un joven muy especial y necesita alguien que lo apoye y lo entienda - dijo, su voz llena de insinuaciones.
Anya sintió un escalofrío recorrer su espalda. ¿Qué estaba insinuando Melinda?
Entiendo a lo que se refiere, señora - dijo Anya, intentando mantener la neutralidad, pero su mente estaba llena de preguntas.
Melinda sonrió con su mirada brillante.
Me alegra que entiendas, Anya yo voy a encontrar a la persona adecuada para mi hijo, y tú me vas ayudar - dijo Melinda con su sonrisa inocente contrastando con la malicia en sus ojos.
A qué se refiere, señora? - preguntó Anya, intentando mantener la calma a pesar de los nervios que la consumían.
Ya que eres su amiga, no sabrás sus gustos - preguntó Melinda con malicia, su voz baja y peligrosa.
Anya se mordió los labios, nerviosa. No sabía qué responder.
Vamos, dime, no seas tímida - insistió Melinda, su sonrisa astuta.