—¡Ah! —gemí cuando sentí cómo Amadeus llegaba a ese punto que me hacía perder el control.
El sol de mediodía golpeaba fuerte, y escapar de clases no había sido la mejor idea. El salón, por alguna razón incomprensible, era el único sin aire acondicionado, así que huir del calor había resultado en un fracaso total. Mi cuerpo ardía más de lo que esperaba, y cada movimiento de Amadeus solo lo intensificaba. Volteé los ojos, dejándome llevar por la sensación que me recorría cada vez que llegaba a ese lugar.
—¡Amadeus! —grité, mi voz escapando antes de poder contenerla—. Por dios... vas a romperme.
—Y eso es lo que quieres, ¿no? —respondió él con esa voz que me hacía temblar.
—No quiero que me rompas tan rápido —jadeé, intentando mantener algo de control, aunque sabía que estaba perdiendo la batalla. El sudor corría por mi frente y trataba de resistirme a lo que venía, pero mi cuerpo traicionaba cualquier intención de mantener la compostura.
Amadeus me miró, con esa sonrisa que parecía disfrutar de mi estado.
—No me eches la culpa —susurró cerca de mi oído, su aliento quemaba como el calor del ambiente—. Tú fuiste el que quiso escaparse conmigo, ¿no?
—Sí, pero... —Mi voz se apagó en medio de la confusión y el deseo, mi mente luchando por encontrar palabras.
—Entonces deja de resistirte —sus ojos ardían cuando pronunció mi nombre, haciendo que todo se detuviera por un segundo—. Porque sé que te gusta, Jiho.
Su susurro me envolvió, y no pude hacer otra cosa más que dejarme llevar.
Pero... ¿Cómo llegue aquí? ¿Cómo diablos llegue aquí con mi mejor amigo? ¿Cómo diablos llegue aquí con mi mejor amigo heterosexual?
Mi nombre es Kim Jiho. Mis padres son coreanos y nací en Corea del Sur, aunque nos mudamos a otro país cuando yo tenía apenas dos años. A lo largo de mi vida, siempre tuve un complejo con mis ojos rasgados y mi cuerpo delgado, algo que, cuando era niño, me hacía sentir fuera de lugar. En la primaria, sufrí una especie de bullying; los otros niños me rechazaban, se burlaban de mi aspecto y de lo diferente que me veía.
Fue en ese entonces cuando llegó Amadeus. Él fue mi defensor, mi refugio en medio de toda esa hostilidad. Desde ese momento, supe que lo quería como escudo. Se volvió mi mejor amigo y, con el tiempo, nuestra amistad se volvió más fuerte, como si estuviéramos destinados a cuidar el uno del otro. Prácticamente crecimos juntos, compartiendo risas, chismes, momentos difíciles y secretos... muchos secretos. Ahora, a un año de graduarnos de la secundaria y se supone que deberíamos estar estudiando, platicando, chismeado, jugando un video juego o simplemente estar sentados en algún sitió de su habitación con nuestros celulares viendo TikTok.
Pero...
—¡Ahg! —gemí al llegar al clímax, pero no cerré mis ojos, de hecho los mantuve abiertos y pude ver como el rostro de Amadeus se contraía y él cerraba los ojos.
Mierda. Se vino dentro de mí.
—Hablamos de esto —dije entre jadeos, intentando recuperar el aliento. Sentía el calor recorrerme, mi mente dividida entre la confusión—. No puedes venirte dentro mío.
Amadeus soltó un suspiro, su cuerpo pesado cayendo sobre el mío.
—Pero lo hice —respondió, sin rastro de arrepentimiento en su voz, mientras se desplomaba encima de mí.
El peso de su cuerpo me atrapó, pero lo que más me inquietaba era lo que acababa de suceder. Mi corazón latía con fuerza, y aunque intentaba pensar con claridad, su proximidad no me dejaba respirar bien.
—Debemos comprar condones.
Amadeus se levantó de encima mío y se recostó a mi lado. Su expresión era confusa, como si no entendiera del todo lo que estaba diciendo. Yo, por mi parte, evitaba mirarlo directamente; si lo hacía, mi cara estaría completamente roja. Así que mantuve mis ojos fijos en el techo, intentando calmarme.
—¿Por qué? —preguntó con total seriedad—. Eso solo es para cuando estás con una mujer.
Cerré los ojos por un segundo, conteniendo un suspiro de frustración. Sabía que Amadeus a veces era despreocupado, pero esto ya era demasiado.
—Amadeus... no es solo por eso —murmuré, evitando todavía su mirada—. Es... por muchas cosas más. —Sentí el calor subiendo a mis mejillas. ¿Acaso podía estar más ruborizado?—. Es... complicado sacarlo.
Me quedé en silencio por un momento, procesando lo que acababa de decir. Literalmente, acaba de cogerme y lo único que le importaba era esa absurda excusa. ¿En serio? Ah, olvidé mencionarlo: Amadeus es una especie de heterosexual, no heterosexual... mezclado con un toque de homofobia. Sí, parece complicado, pero así es él. El tipo que puede hacer lo que acabamos de hacer y luego soltar algo como eso, como si nada.
Miré de reojo, esperando algún rastro de reflexión, pero él seguía ahí, tan despreocupado como siempre. Me pregunté por qué todavía me sorprendía.
¿Cómo diablos me diablos llegué aquí con mi mejor amigo heterosexual-homofóbico?
Recuerden que el grupo y canal de difusión de WhatsApp están en el link del enlace de la descripción de mi perfil. 🧡
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Mi peor (mejor) amigo (error) [+18]
RomanceJiho siempre ha sabido que es gay. No es algo que ande proclamando, pero tampoco es un secreto que le quite el sueño. Todo en su vida parece bajo control, al menos hasta que su mejor amigo, Amadeus, un chico despreocupado y con una ligera tendencia...