El fin de la guerra y el inicio de una nueva historia

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Ginebra está vuelta loca, sus bebés no dejan de llorar, aquellos vampiros los superaban en número, Bardana no tenía otra intención más que asesinar a su esposo, no solo ellos corrían peligro, sino que también sus hijos, los vampiros simpatizantes a
la inmortalidad, los quieren muertos.

—Dios... —Ginebra cae de rodillas y se lamenta, Víctor por su parte trata de consolarla.

—Mi señora, no se preocupe, nuestro rey es más fuerte de lo que cree. —expresa Sila con seriedad.

—El hada tiene razón hija, Alejandro saldrá victorioso. —dice Víctor nervioso.

—Lo superan a número, no puedo hacer nada para ayudarlo, soy una inútil...—dice Ginebra entre lágrimas.

—Confíe en su majestad, él es el señor de todo, no será fácil de vencer, yo la protegeré a usted y los suyos con mi vida si es necesario. —Manifiesta la druida para confortarla.

—Señora Ginebra, digo, mi señora, yo también pelearé, no dejaré que nadie lastime a los gemelos.

Lía acaricia a los bebés para tranquilizarlos y estos le agarran sus dedos con fuerza y añade la aprendiz de bruja con convicción.

—Mi madre me prohibió Salir, pero nunca he sido una niña obediente, si es necesario Lilith y yo saldremos a luchar, mi deber es proteger a los príncipes.

—Lía... —Ginebra la mira con ternura.—Lo único que pido es que mi esposo este bien. —manifiesta Ginebra entre rezos.

Por otro lado, una salvaje batalla se ha llevado a cabo, Alejandro se enfrenta a Bardana con fiereza, parecen dos bestias salvajes, hambrientas, rabiosas, Johan da todo lo que tiene en la pelea, le corta la piel a Alejandro como si fuera de mantequilla.

—¡No te estas tomando esto enserio Romani! ¡no me subestimes! —Bardana se abalanza contra él y le muerde el hombro arrancándole un pedazo de carne.

—No me digas que el rey de los vampiros es tan débil que lo único que puede hacer es dejarse atacar. —dice Bardana jadeando.

—¿Eso es todo lo que tienes basura? —pregunta Alejandro mirándolo con desprecio y esto hace enfurecer al general, el cual intenta darle una mordida en el cuello, pero Alejandro lo pesca de la cara y le deforma el rostro.

—¡Ahh! ¡Maldito! —Bardana se toca el rostro deformado y sonríe de forma siniestra y añade. —Muy bien, los dos deberíamos iniciar a pelear enserio.

Johan saca las garras y su aspecto es alterado, las orejas se le vuelven puntiagudas, sus colmillos crecen al igual que su corpulencia, su tamaño llega a los tres metros, esta vez no está jugando, ha dejado su figura humanoide para parecerse a un demonio de la noche, la niebla ha crecido y su densidad le cubre la mitad del cuerpo.

—Ven aquí bestia... —expone Alejandro mirándolo fijamente.

—Maldición... esto no es bueno. —manifiesta Beatriz angustiada mientras se da cuenta que tiene la mitad del cuerpo cubierto de niebla, mira a su alrededor pues siente una presencia maligna y uno de los vampiros se abalanza contra ella tirándola al suelo.

—¡Beatriz! —Grita Leonardo quien inmediatamente es envestido por un grupo de traidores.

—¡No te distraigas Mayordomo! Tienes que poner atención cuando te destripemos.—dicen los vampiros desertores.

—¡Demonios! debo encontrar la forma de zafarme de ellos y arrojarles la maldición.

—Leonardo está rodeado por treinta Vampiros, mientras que Aaron lidia con los otros veinte, ambos están desesperados de no ver a Gabriel entre ellos.

El amante del pantano de Nil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora