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El tiempo fue pasando, las estaciones cambiando año con año y yo permanecía en el mismo sitio; encadenada a él. Por las noches el insomnio era tan pesado que solía quedarme sentada sobre la cama, esperando, esperando a que su jodida respiración se calmara, indicándome que había caído en un sueño profundo, tomaría el cuchillo que tomé de la cocina y se lo clavaria en el pecho , directo en el corazón. Pero en el momento exacto que elevaba el cuchillo sobre él, mis brazos se quedaban en el aire, sosteniendo la punta filosa , que se rozaba contra su pecho desnudo. No podía, no era una asesina, yo no lo era. 
Ahogaba mis sollozos para no despertarlo, y me hacia bolita a su lado. Todas las noches era lo mismo, pero el resultado no cambiaba. Habían pasado cuatro años desde entonces y todo era tan monótono.

—¿Le parece bien el menú, señora? — Deje de pensar en el momento en que la señora Mary preguntó desconfiada. Solo asentí sin prestar atención a lo que decía, no es que fuera descortés, pero me sentía mejor en mi mente que en mi realidad. Eso y no quería relacionarme con el personal, al menos así no terminarían muertos por mi culpa como pasó en el pasado—De postre tenemos ensalada de frutas con crema batida y trozos de galletas—Negué suspirando.

—Alec detesta las cosas dulces, si tienes algo de fruta picada, solo ponle una porción pero sin dulce y sin galletas— Tome la taza de café que estaba bebiendo— Realmente detesta lo dulce— Le regalado una sonrisa para relajarla—Odia el tomate, así que no lo uses a menos que sea en sopas. Es alérgico a la canela, adora el salmón y el picante. No tolera mucho los lácteos, así que lo mínimo que puedas darle en su dieta—Asintió rápidamente como si estuviera memorizando. La señora Mary era nueva en cocina, la habían contrato porque la anterior chica salió huyendo de este lugar por las exigencias de Alec—Las carnes rojas son sus favoritas, acompañadas de vegetales. No uses champiñones en su comida. Y de bebida solo ofrécele agua, no suele tomar licores ni jugos, ni si quiera café, a excepción de las mañanas. Pero por eso no te preocupes, el turno de la mañana le toca a otra chica—Le sonreí incomoda. Volvió asentir frenéticamente.

Mi rutina era almorzar algo, leer un libro y salir al jardín para cuidar de mis plantas. Mi ropa ahora mismo era de jardín, botas y guantes, y un lindo sobrero para resguardarme del sol.

—¡Bella!—Leo, uno de los jardineros se acercó alegre sosteniendo una maceta con Dahlias de un hermoso color oscuro— Llegó tu pedido, las lindas nenas ya están en casa— Comento feliz moviendo sus brazos con mis flores bailando.

—Son preciosas, Leo—Comente maravillada— Hiciste un gran trabajo tratando de conseguirlas—Tome la maceta y las observe más de cercas — Su color es hermoso— La emoción era tanta que nada podía apagarla. Tenía diferentes tipos de dahlias, diferentes colores. Eran mi paraíso secreto, porque me recordaban a la persona que tanto ame. 

—Por cierto, uno de los hombres de la puerta me dijo que te pasara el aviso de que él señor estaba por llegar — Mi sonrisa titubeo. Alec estaba por llegar de su viaje de ocho días. Mis pequeñas vacaciones  sin él, habían llegado a su final.

—¿Así? — Deje la maceta en el suelo, me quite los guantes de jardín y sacudí mis manos sudorosas—Perdón, Leo , tengo que volver adentro— El chico asintió con cara de angustia, sintiendo mi ánimo caído trato de animarme, pero lo interrumpí—¿Crees que puedas encargarte de ellas? Me gustaría tenerlas cerca de las dahlias rosas— Volvió asentir—Te lo agradezco— Me fui corriendo sin dejarlo hablar. Me picaban las manos, y la muy mala conducta de morderme las uñas me llego. Sucias, sudorosas o no, necesitaba morderme las jodidas uñas cuando tenía nervios.

Tome un ducha de mala gana, y al salir me coloque un vestido negro, me maquille sencillamente y cepille mi cabello, dejándolo suelto. Odiaba arreglarme para él, lo odiaba tanto.

Cameron +18 ~Multiverso~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora