La Reina y el Alicornio

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En el corazón del castillo de Twilight Sparkle, la sala del trono estaba inusualmente silenciosa. Bueno, al menos lo había estado antes de que la magia saliera terriblemente mal.

—Twilight, ¡Qué has hecho! —la voz de Sombra, que normalmente tenía un tono profundo y resonante, ahora sonaba aguda, como si hubiera inhalado helio. Pero no era el tono lo más alarmante. Era el hecho de que Sombra... ya no era él.

Twilight, ahora convertido en un imponente alicornio macho, se miró las patas, luego las alas. Un segundo más tarde, la nueva voz grave y barítona de Twilight resonó por la habitación.

—¡Oh, por Celestia! Esto no es lo que tenía en mente. —La voz profunda le resultaba completamente extraña, y no pudo evitar que su nueva y poderosa mandíbula temblara un poco—. Sombra, lo siento muchísimo.

Sombra, o más bien la versión femenina de Sombra, se miró a sí misma con incredulidad. Su imponente figura masculina se había esfumado, y en su lugar estaba una yegua alta, de curvas esbeltas y melena que caía con un brillo sedoso. Las sombras aún danzaban a su alrededor, pero la elegancia que emanaba ahora era diferente, algo que hizo que Twilight... Twilit... mirara boquiabierto.

—¿Te estás riendo de mí? —preguntó Sombra, irritada, mientras sus nuevas pestañas largas parpadeaban con furia. Si bien su mirada aún conservaba ese brillo amenazante, el efecto era bastante distinto.

—N-no, claro que no. —Twilit intentó mantener la compostura, pero las palabras salían en ese barítono que no podía evitar sonar ridículamente solemne—. Pero... este es un pequeño inconveniente. Te juro que puedo arreglarlo.

Sombra resopló y agitó su melena. Era evidente que incluso en su nueva forma femenina, aún conservaba toda su autoridad. O al menos, lo intentaba.

Inconveniente es una palabra muy débil para lo que acaba de pasar aquí, Twilit Spark —dijo, haciendo hincapié en el nuevo nombre que había decidido asignarle. Se levantó del suelo con una gracia natural, pero al dar un paso hacia adelante, se tropezó torpemente con su nueva anatomía—. ¡Por las sombras del Reino del Norte! ¡Caminar con estos cascos es un maldito desastre!

Twilit soltó una pequeña risa antes de que pudiera detenerse. Aunque Sombra intentaba mantener su imponente aire oscuro, verle tropezar de esa manera hizo que algo dentro de él—bueno, ahora él—se rompiera en risas contenidas.

—¡No te atrevas a reírte! —gruñó Sombra con un tono agudo. Pero esa voz, esa maldita nueva voz de soprano, no ayudaba en absoluto. Twilit ahora estaba prácticamente tirado en el suelo, riéndose a carcajadas.

—Lo siento, lo siento, ¡es que...! —Twilit intentaba hablar entre risas—. ¡Tú... tú! ¡Te ves tan majestuosa, pero luego...! ¡Esos cascos!

Sombra lanzó una mirada asesina que, en condiciones normales, habría congelado a cualquier poni en su lugar. Pero con su nueva y femenina figura, esa mirada se veía más como una yegua frustrada que no podía caminar bien con tacones.

Finalmente, después de algunos minutos de risa y frustración, Twilit se levantó, recomponiéndose. Carraspeó, intentando adoptar un tono serio, aunque eso parecía casi imposible con todo lo que estaba pasando.

—De acuerdo, lo resolveremos. Lo primero que tenemos que hacer es volver a la biblioteca y consultar el hechizo para revertir esto. —Intentó caminar, pero ahora con su cuerpo masculino más robusto, sus alas tropezaron con una lámpara y casi la tiran—. ¡Wow! Necesito acostumbrarme a estas cosas.

Sombra bufó, aún molesta, pero se acercó con pasos más cuidadosos.

—Deberías haberte preparado mejor para esto. —Su voz sonaba autoritaria incluso con su nuevo tono agudo—. No puedo creer que esté atrapada en este cuerpo.

Historias Cruzadas | TwibraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora