⚘ Epílogo

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Se encuentran infinidad de teorías respecto a lo que sucede más allá de la tumba, cuando el alma se libera del cuerpo físico para seguir su existencia. La versión cambia depende de la creencia, cultura y quién sabe cuántos factores más.

Hay quienes aseguran que las almas tras una la muerte traumática, injusta o repentina, sobre todo en jóvenes y niños, tienen la posibilidad de ascender a un plano distinto donde podrán vivir aquello que se les arrebató, compensar el corte abrupto que resquebrajó sus planes en el mundo.

Sin embargo, debido a los sucesos traumáticos no todas estas almas aceptan su fallecimiento, se aferran a lo conocido llevados por el miedo o el anhelo de sus planes de vida. Otros se quedan para velar por sus seres queridos, por promesas inconclusas, algunos más no se dan cuenta que ya no pertenecen al plano terrenal.

Se necesita valor para aceptar que tu vida ha terminado, que es momento de aventurarse a lo desconocido, para lo que nadie puede prepararte porque ningún vivo tiene la certeza de lo que allí sucede.

¿Iré al cielo? ¿Al infierno? ¿Seré castigado o recompensado? ¿En realidad es como dicen que es? Son incógnitas personales que nadie podrá responder, puede ser aterrador.

Jeongin se quedó por mucho tiempo aun cuando su lugar ya no estaba en el plano terrenal, se aferró al amor que sintió, al dolor y resentimiento que mancilló su pureza. Durante años se hundió en ensoñaciones, preguntándose qué habría pasado si las cosas hubieran sido diferentes.

Se alejó de la luz que le guiaba el camino, él no quería irse, no podía ir y olvidar todavía porque tenía miedo de no recordar a Chan nunca más, no hallarlo otra vez. Sentía un hueco, un vacío que no podía llenar por más que lo intentara. Él no se sentía completo, ¿cómo descansar así?

No lo supo, pero entre más se quedaba y se llenaba de sentimientos negativos, más se volvía oscuridad en sí mismo. Cada vez quedaba menos de él, se tornaba un ente que desconocía, malicioso y lleno de dolor.

Chan siguió la luz creyendo que estaba en un sueño, él no se percató de su muerte por lo repentina, indolora y desapercibida que pasó. Se le permitió quedarse en este plano donde podría vivir lo que le faltó, pero él no pudo hacerlo.

Pasaba horas y horas sentado en el bosque, rodeado de la más hermosa vegetación que podría imaginarse, pero él siempre esperaba, pasó años esperando por su amor que no llegaba. No podría compensar los años que le arrebataron sin tener a la persona que lo complementaba.

Un día entendió que su espera no daría frutos, que quizá Jeongin no quería ir con él y que jamás volvería a verlo. Se levantó del césped, buscó una roca afilada para tallar una sola palabra en la corteza del árbol que se convirtió en su santuario.

«Encuéntrame».

Porque él tenía la esperanza de volver a verlo alguna vez.

Si bien Jeongin no podía ir hasta ese lugar, percibió la palabra a la perfección, como si las hubiese tallado en él y no en la corteza de un árbol.

Chan volvió al mundo, una nueva vida, una nueva época, pero una existencia vacía. Él no era feliz, incluso en su infancia era un niño retraído y con tendencias a divagar. Su adolescencia junto a la temprana adultez no fue la mejor, ya que él sentía un vacío en sí mismo como si su vida careciera de sentido.

Nos pasamos la vida buscando pertenecer, ya sea un grupo, un lugar, un trabajo, una persona. Cualquier cosa, persona u animal puede ser nuestro lugar seguro, ese que nos fortalece y nos incita a seguir adelante.

¿Se puede imaginar el vacío que sentirá un individuo cuando su otra mitad, su lugar seguro, no camina en la tierra?

Un alma gemela no siempre hace referencia a una pareja, puede ser cualquier persona en cualquier relación, pero en todo caso será aquel individuo que te complemente, que la afinidad vaya más allá de lo irrepresentable.

Jeongin lo encontró y lo llevó consigo por más atroz que pueda verse; ese era el deseo de Chan, que pidió en el estado más puro de alma y conciencia.

Ambos sabían que debían estar juntos, que habían encontrado la otra mitad que tanto se anhela y que a pesar de las dificultades estarían juntos como siempre debió ser.

Esta historia puede no tener un desenlace feliz. No obstante, su tiempo juntos no conocería final.

Ellos reían, hablaban y disfrutaban su lazo inmersos en aquel bosque precioso, lleno de vida y magia, donde no existen penas ni dolores.

Verían albas y ocasos infinitos, sumidos en su felicidad. Dicen que el tiempo es irrelevante cuando se está con la persona correcta.

Jeongin lo liberó de una existencia vacía y desdichada. Chan lo tomó de la mano para llevarlo a la luz, rescatándolo del profundo mar de sufrimiento.

 Chan lo tomó de la mano para llevarlo a la luz, rescatándolo del profundo mar de sufrimiento

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El Amante del Diablo ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora