-¿Y qué te trajo a mi puerta y cómo supiste dónde vivo?
-Soy oficial, ¿recuerdas? Fue fácil encontrarte. En cuanto a por qué estoy aquí, quería asegurarme de que estabas bien. Ayer no pude quedarme con vosotros porque me llamaron para dar un informe. Regresé al hospital y me dijeron que te habían dado el alta. No pensé que sería apropiado venir a tu casa por la noche- Para ser honesta, me sorprende. Este 'extraño' me había mostrado más cuidado y compasión que cualquier otra persona a mi alrededor me había mostrado en toda mi vida. Con la excepción de Dino, por supuesto. No sabía que hacer con eso porque no estaba acostumbrada
-Gracias- le dije lentamente, las emociones obstruyen mi garganta
Me mira de forma extraña, pero ignoró la mirada y cambió de tema.
A partir de ahí hablamos y comimos. Era extraño que me sintiera completamente cómoda con el, aunque era un extraño. No podía recordar estar tan relajada con nadie más que no fuese Dino.
Después de unos cuarenta minutos se fue. Intercambiamos números, pero dudo que alguna vez me llame o envíe un mensaje de texto a pesar de que lo pasé muy bien.
Estaba limpiando los platos cuando alguien llamó a la puerta. Dino aún mo se despertaba y no tenía prisa por despertarlo.
-¿Olvidaste algo?- pregunté abriendo la puerta
Mis emociones se calmaron cuando me di cuenta de que era Jeonghan y no Mingyu. Ver su rostro me provocó una oleada de dolor. Recordar cómo me abandonó para salvar a su preciosa Yeji me trajo un sabor amargo a la boca.
No se podía negar que yo no significaba nada para él. Ayer me mostró el alcance de su desprecio y odio hacia mi. Reprimir el dolor, juntándolos con el amor que tenía por el en lo más profundo y oscuro de mi alma.
Jeonghan estaba muerto para mi y no tenía por qué amar a un hombre muerto.
***
[Jeonghan]
Veo el momento exacto en el que ella apaga sus emociones. En el momento en que la cálida mirada que tenía hace unos segundos se vuelve fría. Lo que me deja frío.
-¿Qué estás haciendo aquí?- Gawon preguntó con voz monótona mientras entró a su casa
Es co si estuviera hablando con un extraño. Como si no fuera más que una mota de polvo y nada más. Vivi con esta mujer durante casi una década y, sin embargo, ahora mismo no encuentro las palabras adecuadas.
Miro su mano todavía en el cabestrillo. Vine a ver cómo estaba y también a recoger a Chan. Era fin de semana, así que era mi tiempo con el.
Al recordar al hombre que vi irse, fruncí el ceño. El debe ser para quien iba dirigida aquella sonrisa. Esa pequeña comprensión hace que mi mandíbula se apriete.
-¿Qué estaba haciendo el aquí?- pregunté en lugar de responder mientras trataba de ocultar la ira irracional que estaba sintiendo
Entiendo que el tipo es un oficial y que le salvo la vida pero estaba cruzando una línea. No me caía y no lo quería ni cerca de Gawon.
-Eso no es asunto tuyo- ella respondió
-Es asunto mío cuando estás entreteniendo a hombres tan temprano por la mañana con mi hijo en casa... ¿se quedó a dormir? ¿Es por eso que lo vi irse?- la idea de eso me dejaba con un sabor amargo en la boca. Lo último que quiero es que exponga a Dino a hombres meses después de habernos separado. No dejaría una buena impresión del tipo de mujer que es
Ella suelta una risa sin humor, devolviéndome al presente.
-No es asunto tuyo... ¿me ves entrometiéndome en tu vida mientras estás ocupado entreteniendo a Yeji? ¿Y no es hipócrita de tu parte quedarte ahí juzgándome?
La miro fijamente. -Yeji es diferente
-¿cómo es eso?- Primero finge perplejidad y luego su rostro se ilumina como si hubiera descubierto algo, pero se que es una burla. -Oh, olvide que ella si es el amor de tu vida
Rechina los dientes. Ella estaba empezando a enfadarme. ¿Qué diablos le pasaba? Es como si tuviera algo contra mi.
-Nunca haré nada que pueda afectar a Dino, pero soy una mujer soltera y tendré a quien quiera aquí. Esta es mi maldita casa, Jeonghan. No puedes dictar a quien traigo o veo aquí. Además, planeo tener citas. No planeo quedarme soltera para siempre
Mis manos se cierran en puños en la última parte. Por alguna razón, el calor comienza a subir en mis entrañas y me hace querer golpear algo o a alguien.
Ella se da la vuelta y me deja en el pasillo. Me tomo tiempo para respirar y calmarme. Sigo el sonido de las cacerolas golpearse mientras contemplo su casa.
Sinceramente, nunca he estado aquí. Se veía diferente a la casa que compartíamos. Tan diferente que por un momento me quedé sin palabras.
Me sacudo de esos pensamientos y sigo caminando. La encuentro en la cocina limpiando la encimera.
Ella levanta la vista y me mira fijamente. -Tenía la esperanza de que te fueras. Por si no lo sabes, tu presencia no es deseada
Maldita sea. ¿Por qué todo lo que ha salido de su boca estos últimos días no es más que veneno? Es como si todo lo que quisiera fuera atacarnos a mi y a su familia.
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