Capitulo Unico

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"Una mujer original no es aquella que no imita a nadie, sino aquella a la que nadie puede imitar"

María felix

Auradon celebraba días de calma y prosperidad bajo el reinado de Ben y Mal. Los descendientes estaban en paz, y las sombras del pasado que alguna vez oscurecieron el reino parecían haberse disipado. Pero, como suele ocurrir, incluso en los tiempos más tranquilos, las tensiones familiares permanecen ocultas, listas para estallar en cualquier momento.

Ben y Mal paseaban por los jardines del castillo, acompañados por Hades, que, aunque siempre de humor algo sombrío, había comenzado a disfrutar más de las pequeñas cosas de la vida. Sin embargo, el aire ligero se cargó de pesadez cuando Ben decidió compartir lo que lo había estado atormentando durante días.

-Mal, papá... está actuando raro otra vez -confesó Ben con una mezcla de preocupación y vergüenza-. Mamá está sospechando de él. Ya sabes que siempre ha tenido... problemas de fidelidad, pero esta vez es diferente.

Mal se detuvo en seco, su mirada fija en los ojos de Ben. Sabía de las infidelidades de Adam, todos lo sabían. Sin embargo, la mención de un cambio en su comportamiento encendió una alarma.

-¿Qué quieres decir con "diferente"? -preguntó ella con frialdad, ya intuyendo por dónde iba la conversación.

-Es mamá... Ella dice que desde que tu madre, Maléfica, volvió a su forma humana... él ha estado buscándola.

Hades, que hasta ese momento había estado observando la interacción en silencio, apretó los puños. Sus ojos se llenaron de una furia helada.

-¿Adam... ha estado detrás de Maléfica? -gruñó Hades, su voz resonando con un eco de amenaza.

-Papá, tranquilo -Mal intentó calmarlo, aunque la inquietud se reflejaba en su propio rostro-. Iremos a hablar con ella. Averiguaremos qué está pasando.

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Al caer la tarde, el grupo se dirigió a la torre donde Maléfica había decidido vivir en su regreso. La Emperatriz del Mal ya no era la sombra temible de antes; ahora era una figura de poder con una actitud despreocupada y un aire de autoridad que no necesitaba de demostraciones grandiosas. Cuando los vio llegar, arqueó una ceja con una sonrisa que sugería que ya sabía la razón de su visita.

-¿Qué los trae por aquí, mis queridos? -preguntó, jugando con una pequeña esfera mágica que flotaba en su mano.

-Mamá, basta de juegos -dijo Mal, directa-. Sabemos que has estado... cerca de Adam. Queremos saber la verdad.

Hades, parado a su lado, la miraba con una mezcla de rabia y vulnerabilidad, algo raro en él. Bella, que había decidido acompañarlos, estaba pálida, luchando por contener la tormenta de emociones que la asfixiaba.

Maléfica dejó escapar una pequeña risa antes de sentarse en su trono improvisado.

-Ah, Adam... Ese hombre. -Sacudió la cabeza-. Sí, nos acostamos hace unos días.

Las palabras cayeron como una bomba. El silencio en la sala era ensordecedor. Bella temblaba de la cabeza a los pies, y el rostro de Hades se puso rojo de ira, pero antes de que alguien pudiera decir algo, Maléfica continuó con total serenidad.

-Pero a diferencia de las otras mujeres que han pasado por su vida, yo no le estoy suplicando que deje a su querida esposa por mí. Es él quien me sigue buscando. Yo simplemente estoy disfrutando de mi soltería, querida -dijo, mirando directamente a Bella-. No te preocupes, querida, no soy una amenaza... Al menos no como las demás.

erase una vez dos reinas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora