Crónica de un presagio

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Un vagabundo perro bañado por la dulce luz de la luna, aúlla sin descanso en una melancólica noche. A pesar de sus esfuerzos no obtiene respuesta de nada ni nadie, sólo consigue lastimar cada vez más su garganta, sin nada más que hacer interrumpe sus aullidos para descansar sobre una monumental piedra, frente a él se ve una gran ciudad destruida, posiblemente por un gran terremoto.

Un calor intenso hace despertar a aquel perro, a nuestro alrededor se aprecian varios esqueletos humanos, y una ciudad desbastada casi en ruinas. El calor es tan abrumador que, a pesar de los esfuerzos de recorrer estas, sus debilitadas patas no le dan para más, únicamente le queda buscar alguna sombra. Cada segundo que pasa es una tortura, el calor empieza a elevarse con cada segundo que pasa, a lo lejos el perro ve la silueta de una persona acercándose lentamente, pero este no tiene las fuerzas suficientes como para levantarse, aunque no tiene caso que se esfuerce, solamente es una alucinación. sus ojos cada vez le pesan más, hasta que al final quedan totalmente cerrados.

Aquella ola de calor tan abrumadora acaba de desaparecer, un perro casi sin alientos abre sus lagañosos ojos para divisar un espeluznante escenario, a pesar de que el calor haya desaparecido, frente a sus ojos sólo se puede observar destrucción. Toda la belleza que hubo en este lugar, tristemente quedo en el pasado, frente a nosotros sólo se puede mirar un gigantesco cráter, todo a su alrededor esta destruido. Ya sin alientos da sus últimos aullidos al cielo, a pesar de todo, este pequeño animal únicamente quería una cosa, y era reencontrarse con su dueño, pero lo único que veía era destrucción y desolación… desplomándose al final.

En la lejanía escucha una gran variedad de ruidos, hace mucho tiempo que no tenía la fortuna de escuchar voces humanas, pero ya no tiene caso, su cuerpo no le da para más, pero un aroma familiar lo hace despertar del trance, su corazón late con mayor intensidad, con su último aliento emite un pequeño ladrido, el cual es opacado por el silbido de los autos voladores y robots. Aun así, fue lo suficientemente fuerte como para que fuera escuchado por alguien, cada vez percibe con más intensidad aquel aroma, con dificultad abre sus ojos para deslumbrarse con la silueta de un mortal. Acercarse velozmente, este intenta levantarse, pero su cuerpo se desvanece, de repente siente las delicadas caricias que pasan sobre su frágil cuerpo y pelaje.

Soy la testigo oculta de estos hechos, a pesar de que sólo soy una vieja pulga, me siento conmovida de ver por primera vez a este viejo perro finalmente feliz por nunca perder la esperanza de reencontrarse con su querido amigo, pero lamento no poder seguir acompañándolo.

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⏰ Last updated: Sep 19 ⏰

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