—Papá, ¿los simios pueden estar en la mesa?
—Julian.
Él niño rió y Yoko, que estaba sentándose en la silla lo miró con una pizca de rencor. En la mesa había los sandwiches que había preparado para cenar.
—¿Vas a seguir enojada, amor? —le di un besito en la mejilla.
Julian comenzó hacer arcadas.
—No... Lo siento por dudar de ti... Ya no hablemos más del tema, ¿sí?
—¿Yoko estaba celosa, papá?
—Son temas de adultos, Jules —le recordé.
—No te preocupes, Yoko, el único simio que papá...
—Basta. —Lo interrumpí—. ¿Cuándo viene Kyoko otra vez? —pregunté. Teniendo a la niña cerca era la única forma de que Julian no usara a Yoko como objeto de diversión.
—No lo sé —contestó ella—. Tal vez el próximo mes.
—Agh... Bueno —mordí mi sandwich—, ¿ya pensaste en un disfraz para halloween?
—Quiero disfrazarme de Yoko.
—Mejor disfrázate de tu mamá.
—La idea es espantar, no enamorar.
—Ya basta, por favor —supliqué—. ¿Podemos comer en paz? Yoko, ignóralo; y Julian, respeta y come en silencio.
Hubo minutos de paz, donde lo único que se escuchaba era nuestro masticar. Yoko dio un sorbo de zumo de fresa.
—¿Ese maestro de Julian es homosexual?
Me ahogué. Tosí. Tomé agua.
—¿Ah? ¿Homo-homosexual?
—Sí. Creo que es homosexual.
—¿Por qué lo dices?
—Su cara... Su cuerpo... Parece mujer.
—Ah, ¿sí? Q-Qué raro... A mí me parece muy masculino... Un hombre muy... muy hombre.
—¿Por qué te pones nervioso?
—¡Agh, Yoko! No empieces, amor... No estoy nervioso.
El teléfono sonó, por lo que tuve que sacarlo del bolsillo de mi pantalón para mirar la pantalla: era Paul.
Y Yoko y yo teníamos una regla: nada de celulares en la mesa, ni contestar llamadas ni mensajes.
Pero no quería rechazar su llamada. Así que, consciente que de que probablemente se enojaría, atendí.
—¿Sí?
—Eh... John... Mmh —carraspeó—. Gracias por... por... por lo esta mañana.
—Ah, de nada. No te preocupes —intenté actuar con normalidad—. ¿Ya te sientes mejor?
—Sí...
—Si necesitas algo más, puedo... hacer lo posible para que lo tengas... ¿Hay algo que quieras?
—No, no... Estoy bien. Gracias.
—Mmh, bueno... Eh... ¿Vas a colgar?
—Sí.
—Está bien. Pasa buenas noches y duerme abrigado, ¿sí?
—Okey. Adiós... —Colgó.
En cuanto colgué la llamada, Yoko me pidió explicaciones:
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Once in a Lifetime ➳ McLennon
FanfictionUna vez en la vida está bien cometer errores. Una vez en la vida está bien enamorarse por primera vez. Se prohíbe su copia y/o adaptación. Todos los derechos reservados. Fecha de inicio: 03.09.2024 Fecha de culminación: