Los recuerdos del hoy serán tu compañía mañana.
Su dedo índice y pulgar presionaban el puente de su nariz ante la punzada que golpeó su cabeza a medida que la conversación continuaba. Su mano contraria sujetaba su teléfono, la fuente principal de su estrés. Era temprano por la mañana, muy temprano la verdad, y Satoru sabía que lo llamarían solo que no esperaba que fuese tan pronto.
—¿Me estás prestando atención, Satoru?
—Fuerte y claro, sensei —murmuró amortiguando con la palma de sus manos el sonido de su voz, los niños debían seguir durmiendo. —¿No cree que sería mejor que me regañara en otro momento?
Del otro lado de la línea hubo un frustrado suspiro.
—¿Y eso cuando seria?
Satoru lo pensó unos segundos observando el techo de su habitación como si la respuesta la encontrara allí. Atrajo una de las mantas en el borde de la cama para cubrirse al sentir más frío del normal.
—Quien sabe… ¿Tal vez seis meses? ¿Un año? Llevo tanto sin este tipo de tiempo libre que me gustaría poder disfrutarlo junto a…
No pudo terminar su frase cuando un estruendoso grito casi le revienta el tímpano del oído lo que le obligó a alejar el teléfono.
—¡Nada de excusas! Los altos mandos preguntan por tu inasistencia y falta de responsabilidad. Te quiero mañana a primera hora aquí.
—¡Pero…!
Le colgaron.
Satoru deseaba con todas sus fuerzas reventar el teléfono en mil pedazos pero eso solo provocaría el suficiente ruido como para despertar a los niños. Maldición no, gran parte de la madrugada estuvo lidiando con algunos espíritus malditos en zonas cercanas intentando aliviar un poco la extensa lista de deberes que tenía, no tenía las fuerzas ni la energía como para jugar con ellos ahora mismo. Por supuesto aquello no era nada al lado de la interminable lista que le esperaba tan pronto pusiera un pie dentro de la escuela de hechicería.
Hasta cierto punto Satoru no había sido tan consciente de la cantidad de trabajo que se le designó desde el despertar total de su poder al punto de ser asfixiante e inhumano para cualquiera. Menos para Satoru porque era el hechicero más fuerte de la época actual ¿verdad? Gojo Satoru estaba a un nivel completamente diferente a los demás.
Pero para Satoru estuvo bien y aceptó todas y cada unas de las tareas que los altos mandos designaban, había estado bien para mantener ocupada su cabeza luego de la partida de Suguru. Simplemente… el trabajo que antes utilizaba para ocupar su mente ahora estaba repleto de un niño con cara amargada y la dulce sonrisa de una niña.
Una sonrisa triste se dibujó en sus labios. Maldición, ¿qué pensaba? ¿Desde cuándo prioriza un par de niños antes que el trabajo?
Megumi y Tsumiki solo estaban a su cargo porque era la única solución que tenían. Pensar y preocuparse a este nivel por niños que solo tenían una imagen de benefactor de él era absurdo. Ambos niños lo utilizarian hasta cumplir la edad suficiente y luego se irían de su lado, dejándolo solo nuevamente. No habrían risas que llenaran el vacío de su departamento ni palabras que lo acompañarán en la soledad de sus días. Así siempre fue y no tenía porque ser diferente con esos niños… ellos no…
ESTÁS LEYENDO
Un día NORMAL en la vida de Gojo Satoru y Megumi Fushiguro
FanfictionSolo eran días normales entre un niño y un adolescente casi adulto. Gojo Satoru estaba seguro que criar a un mocoso debía de ser fácil. Megumi Fushiguro no confiaba ni un poco en él. Por supuesto, nada sale según lo planeado. ●Créditos a sus respect...