But embers remained

Capítulo 7

Maia se salpicó la cara con un poco de agua y dejó escapar un suspiro de felicidad.

Era el final de su tercer día de viaje, y aunque había extrañado este tipo de misión, ahora extrañaba aún más su baño con agua tibia. Maia no lo había creído, pero estaba claro que el dicho sobre acostumbrarse a las cosas buenas tenía algo de verdad. Por supuesto, nunca lo admitiría delante de los demás. Ya se burlaban de ella por la parte de princesa de su título, si se enteraban de esto, Maia nunca lo superaría.

Pero eso no cambiaba el hecho de que ella había querido bañarse, sobre todo porque había estado moviéndose sin parar durante casi una semana. Primero con la batalla, luego persiguiendo a los hombres de ese pueblo, conociendo a Knight, yendo a Ken, luego yendo al campamento y ahora viajando a través del país hacia los dominios de la Reina Oscura. Su excelente forma física le permitía pasar sin sudar más tiempo que muchas personas, pero incluso ella tenía límites.

Por eso, cuando se detuvieron temprano cerca de un río, ella aprovechó la oportunidad de darse un buen baño antes incluso de preparar su tienda. La parada temprana se debió a la presencia de algunas patrullas de monstruos que tendrían que evitar. El lado malo era que tendrían que viajar más al día siguiente, pero el lado bueno era que Maia podía ver lo que estaba haciendo en lugar de bañarse de noche con solo una linterna o incluso en completa oscuridad.

Había tenido que hacerlo una o dos veces y no había sido una buena experiencia. Había demasiadas piedritas en el lecho del río.

Maia sacudió la cabeza y luego se metió bajo el agua, asegurándose de que su cabello estuviera limpio. Eran momentos como este los que la hacían agradecer su decisión de mantener su cabello corto. Solo un poco de tiempo cerca de la hoguera y estaría seco. En comparación con Celestine o Alicia, quienes Maia estaba segura de que necesitaban varias sirvientas solo para lavarle el cabello, ella prefería su estilo simple. Una vez hecho eso, comenzó a frotarse los brazos y las piernas para quitarse todo el sudor y la suciedad acumulada. Realmente, Maia no sabía si Knight tenía sentido del olfato, pero si lo tenía, era un perfecto caballero porque no había dicho nada mientras viajaban juntos.

...

¡Ja! No había dicho nada... Maia estaba segura de que se estaría burlando de ella si hubiera dicho eso en voz alta.

Y ahora que estaba pensando en el grandullón, se giró hacia el costado del río y sonrió. Justo en el borde del agua estaba Knight, mirando en la dirección completamente opuesta a la de ella y claramente no estaba de acuerdo con la situación. Su espalda estaba casi oculta por su escudo y espada, pero podía sentir la incomodidad y la torpeza que emanaban de él en oleadas, por lo que estaba segura de que estaba tan tenso como la tela desgastada que impedía que los gemelos de Celestine le mostraran accidentalmente a alguien una experiencia religiosa.

Y había visto cuerdas de puentes con menos tensión.

Maia salpicó el agua para ocultar su risa. No quería que Knight pensara que se estaba riendo de él... aunque él fuera parte de ello.

Todo había comenzado como un pequeño accidente. Después de todo, durante los últimos días habían estado juntos casi todo el tiempo. En realidad, aunque él no hubiera querido compartir la tienda, se había quedado sentado a su lado toda la noche. Así que había llegado el punto en que Maia se había acostumbrado a su presencia, la encontraba cómoda y a veces hasta tranquilizadora.