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La Magia del cotidiano.
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El ritmo de la semana continuaba con su curso habitual, y los días se sucedían uno tras otro con una sensación de comodidad y rutina. Sin embargo, para Iván y Rodrigo, cada día tenía su propio encanto, capturado a través del lente de la cámara de Rodrigo.

Era un viernes por la tarde y el clima prometía ser cálido. Ambos decidieron pasar la tarde en la terraza del café al que solían ir. La terraza tenía un ambiente acogedor, con mesas de madera y plantas enredadas que daban un toque verde al espacio. Rodrigo llegó con la cámara lista para capturar cualquier pequeño momento de la tarde.

Iván se acomodó en una de las sillas, disfrutando de la vista mientras miraba a la gente que pasaba. Rodrigo se sentó frente a él, y después de pedir sus bebidas, comenzó a tomar fotos de Iván en su elemento relajado.

"Hoy parece ser un buen día para fotos," comentó Iván, mirando a su alrededor.

Rodrigo asintió. "Siempre es un buen día para fotos cuando estás conmigo."

Las bebidas llegaron y el ambiente se llenó de risas mientras conversaban sobre sus semanas y sus planes para el fin de semana. Rodrigo no se resistía a capturar cada risa y gesto de Iván. A veces, Iván se reía de cómo Rodrigo parecía estar en una misión constante para tomar la foto perfecta.

En un momento, Iván observó a Rodrigo mientras enfocaba la cámara. "¿Alguna vez te has preguntado por qué haces esto tan a menudo? Quiero decir, tomas fotos de todo el tiempo, y me hace preguntarme qué ves a través de esa lente."

Rodrigo lo miró y sonrió. "Para mí, cada foto es un reflejo de la belleza que veo en los momentos más simples. No solo es tu sonrisa o la manera en que te sientas, es cómo esos pequeños detalles se combinan para formar algo más grande: nuestra amistad."

Iván se quedó en silencio por un momento, asimilando lo que Rodrigo había dicho. Sabía que había algo especial en la forma en que Rodrigo veía el mundo, pero escuchar sus palabras lo hizo sentir aún más apreciado.

La conversación continuó mientras el sol comenzaba a ponerse, pintando el cielo con tonos anaranjados y rosados. Rodrigo tomó fotos del atardecer y de las sombras que se alargaban en la terraza, capturando la magia del momento.

Cuando ya era hora de irse, Rodrigo revisó las fotos de la tarde, y cada una parecía contar una historia propia. Iván observó cómo Rodrigo, con una mirada atenta, pasaba por cada imagen, ajustando el enfoque y sonriendo al ver los detalles capturados.

"Estas fotos son increíbles," dijo Iván, mirando las imágenes en la pantalla. "Nunca pensé que los momentos cotidianos pudieran verse tan especiales."

Rodrigo se rió, guardando la cámara. "Es porque cada momento lo es, especialmente cuando estás aquí para compartirlo conmigo."

Al salir del café y caminar de regreso a casa, Iván sintió una profunda apreciación por la dedicación de Rodrigo. Las fotos no eran solo recuerdos; eran un testimonio de la conexión que compartían, capturando la belleza de los momentos cotidianos y celebrando la magia de lo simple.

Mientras se despedían al final de la noche, Iván se giró hacia Rodrigo con una sonrisa sincera. "Gracias por hacer que cada día sea especial, incluso en los momentos más comunes."

Rodrigo le dio un abrazo, su sonrisa reflejando la satisfacción de haber capturado otro día memorable. "Siempre será un placer, Iván. Cada día contigo es una oportunidad para crear más recuerdos."

Y así, con el final de otro día, sabían que su amistad estaba llena de momentos preciosos, todos inmortalizados en el lente de una cámara y en el corazón de ambos.

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Camara - Rodrivan. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora