Sola

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Acercó la silla de ruedas a la ventana y se quedó quieta. Muy quieta. Llevaba meses escondiéndose, escapando de su antigua vida para no recordar todo lo que había dejado atrás, todo lo que había perdido suponiendo que alguna vez lo tuvo.
Sarai había nacido en las calles, no literalmente sino que su primer recuerdo es despertar sola y sucia en un callejon abandonado, tirada sobre un pequeño charco de su propia sangre.
A partir de ese dia y sin saber que hacer Sarai vivió drogandose y emborrachandose como una yonki más. Solo una persona estuvo ahí para ella y llego a tiempo para evitar que Sarai se metiera en la prostitución: Aarón. Él la acogió en su casa, le consiguió un trabajo como camarera y trató de ayudarla con su adicción. No había vuelto a verlo desde que los Ridders aparecieron para llevarsela y cambiar su vida para siempre y pensar en el solo la hacía sentirse peor. Decidió dejar los recuerdos para otro momento y giró la silla de ruedas a la cocina para prepararse algo de comida. Toda la casa estaba adaptada a su nueva condición física. Había sido un proceso de reformas largo y costoso aunque el dinero nunca fue un problema. Ventajas de haber sido una asesina. Mientras pelaba una manzana oyó como llamaban a la puerta y desconfiada aunque segura de si misma abrió la puerta de un tirón.

- Hol...- La chica al otro lado de la puerta interrumpió su frase y miró a Sarai con los ojos muy abiertos.- ¿Que demonios estás haciendo?

Demonios. Odiaba esa palabra. Siguió la mirada de la chica hasta su mano para darse cuenta de que la estaba apuntando con un cuchillo de cocina.

-Lo siento.- Sarai suspiró mientras bajaba el arma blanca.- Viejas costumbres supongo.

Gemma, su mejor amiga y la única que había tenido desde que decidió escapar la miró con una sonrisa y asintió.

- Deberías ir dejando esas costubres.- Dijo mientras pasaba dentro de la casa con un montón de papeles en la mano.- No me gustaría morir cuando lo único que he hecho es traerte el correo.

- Bien, entonces intentaré que mueras mientras me sacas la basura.- Sarai sonrió al ver la cara de espanto de su amiga.

- Muy graciosa Nikita pero no me das miedo.

-¿No?- Sarai sonrió. No le gustaría darle miedo a su mejor amiga. Gemma era muy valiente para ella, al fin y al cabo las dos habian vivido en las calles aunque Gemma con su pelo rubio platinado, su cuerpo alto y delgado y sus ojos azules no podia ser ignorada y ella no tenia a un Aarón que la cuidara. Sarai, al contrario que su amiga era de estatura media con la piel bronceada y cabello castaño oscuro. Lo único que llamaba la atención en ella eran sus profundos ojos verdes por lo que solía pasar desapercibida fácilmente.- Anda y dime porqué estas aqui, listilla.

Gemma miró a su amiga pareciendo ofendida.- ¿Acaso necesito una excusa para venir a verte?

Sarai se limitó a seguir observandola con una ceja enarcada y una sonrisa en los labios hasta que Gemma abrió la boca para contestar.

- No terminaste de contarme como salvaste a Travis de los demonios aquella vez.

Sarai puso los ojos en blanco aunque en realidad se sentia orgullosa de poder compartir sus antiguas aventuras con su nueva confidente.

Vive para morir #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora