Mi Biker Mafioso

#35. Amenazas en Francia

Minnie.

Vagar por las calles de Francia es algo tan hermoso.
Nunca creí estar viendo la torre eiffel con mis propios ojos con el amor de mi vida a mi lado.

James, es más cariñoso. No sé a qué se deba, tal vez y solo quiere disculparse por ocultarme lo de...
No, será mejor que no lo vuelva a recordar porque no quiero explotar de la ira y tristeza en un momento tan bonito y único. Llevamos dos semanas aquí y dentro de otras dos nos tenemos que regresar, es mejor que disfrute mi corta estancia en este lugar, ya que el tiempo pasa muy rápido y no avisa.

—¿Te gusta? —preguntó con una sonrisa de oreja a oreja.

De verdad estaba feliz de tenerme a su lado.

—Me encanta. La vista es tan hermosa...

—Como tú —me quedé inmóvil, sus palabras eran algo frías pero demostraban amor y comprensión.

No dije nada, pero era más que claro que estaba ruborizada por aquellas palabras que hicieron que mi estómago sintiera millones de mariposas volando a la vez.

♠︎

Son ya las ocho de la noche.
Estábamos en el hotel. No quisimos mirar más ya que me sentía muy agotada. Quería descansar. Había terminado de bañarme.
Usaba mi pijama satinada negra.

—Te miras tan sexy con esa pijama —me miró de pies a cabeza.

—Gracias, yo sé que te gusta, por eso la uso.

—¿Me estás provocando? —se recargo en el marco de la puerta.

—Claro que no —bufé—. No se confunda señor Morgan.

—Umm, yo digo que sí —se cruzó de brazos.

Se miraba tan guapo de esa manera, los tatuajes por todo su cuerpo y sus músculos eran el accesorio que más amaba de él.

Y si, era más que obvio que lo estaba provocando. Sé que no soy la mejor en eso pero no sé que más hacer.

Rodé los ojos y me dirigí a la cama.

—Será mejor que cerremos nuestros ojitos y soñemos con los angelitos —me acomodé y él se acercó.

—Señorita Swan, sé perfectamente que no quiere dormir. Se le nota en esos brillantes ojos, sus pupilas están dilatadas —se acercó bastante, nuestras bocas estaban a centímetros—. ¿Puede explicarme el por qué?

—No señor Morgan. Quiero dormir tranquila, estoy muy cansada —estaba nerviosa y no sabía ocultarlo en lo absoluto—. Debería de dormir usted igual.

—¿A si? —mi respiración era cada vez más agitada—. No parece, esta nerviosa, logro descifrarlo por su respiración agitada.

—James por favor —comenzó a besarme.

Fue un beso cálido y lindo.
Pero más allá de eso, había lujuria y deseo.

—¿Está segura de querer dormir señorita Minnie? —tomó distancia.

~No señor Morgan, no quiero dormir~
Dije para mis adentros.

—Sí —me dio la espalda y se acomodó para dormir.

—Descansa muñeca, te amo —dio un corto beso en mi mejilla.