Capítulo 23

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Los ojos verdes de Candy se agrandaron por la sorpresa, estaba boquiabierta, con el corazón latiéndole a mil revoluciones, no podía apartar la mirada de Albert, quien estaba sentado en el gran sofá que había detrás del escritorio, la joven desvió la mirada posándola al librero que había detrás de Albert, se mordió el labio inferior al tiempo que buscaba las palabras adecuadas para responder su pregunta.

«¿Cómo es que lo supo?», Candy se preguntó en un susurro, sin embargo, su voz alcanzó a llegar a los oídos de Albert, el esbozó una leve sonrisa.

̶ Candy, tarde o temprano me iba a enterar, sabes que tengo mis fuentes no es como que puedas contener el agua de un rio en tus manos, ¿cierto? ̶ dijo el hombre en un tono muy serio, ella bajo la mirada.

̶ Quería contártelo yo misma, por eso pedí que te lo ocultaran.

̶ Lo sé, pero, ¿por qué ocultármelo? ̶ La interrumpió Albert con un tono más firme.

Candy se estremeció al ver la seriedad de su protector, él seguía leyendo unos documentos, en una de sus manos tenía una hermosa y elegante pluma estilográfica.

̶ ¿Piensas reprimirme como si fuera una niña? ̶ replicó, levantó la cabeza.

Albert dio un suspiro breve, torció el gesto y dejo la pluma a un lado de los documentos que había estado hojeando mientras hablaba con Candy. La seriedad de sus ojos azul profundo denotaron su molestia.

̶ Lo siento, no fue mi intención ser irrespetuosa. ̶ Vino la disculpa de Candy.

̶ Candy, sabes lo importante que eres para todos nosotros ̶ añadió Albert refiriéndose a los hombres de la familia Ardlay.

̶ Por favor, no te molestes con Stear y Archie, ellos solo hicieron lo que yo les pedí.

Candy sabía que vendría un reclamo para sus amigos por parte de Albert y también de Anthony, quiso tapar el sol con dedo, claro era que no había funcionado.

̶ Que te parece si dejamos este tema por la paz, los abogados se encargaran del asunto, solo te pido que seas más cuidadosa y sincera conmigo, por favor.

La voz suplicante de Albert hizo que a Candy se le encogiera el corazón.

«Si supieras el motivo por el cual me vi metida en ese lio, si fuera por Terry quien sabe que me hubiera pasado»

̶ Y bien, cuéntame del Arquitecto Grandchester, que haya sido él quien intervino para salvaguardar tu integridad habla muy bien de él.

Candy sintió un escalofrió en su cuerpo al escuchar mencionar a Terry, trago saliva pues sintió que la boca se le había secado.

«También se enteró de eso» Candy quiso que la tierra se la tragara en ese preciso instante.

̶ El señor Roberts me hablo maravillas de él cuando nos vimos en Londres me dijo que no había más en quien pudiera confiar el proyecto, no tuve la oportunidad de conocerlo en ese momento.

Explicaba Albert, quien ya había dejado los documentos a un lado centrándose en su charla con Candy.

̶ Es una persona muy profesional, su trabajo es excelente, se ha ganado el respeto de la gente de la constructora, Stear convive más con él creo que podrías llamarlo y preguntarle sobre el Arq. Grandchester y sí, el me rescato.

La respuesta de Candy fue un poco redundante, pero no fue ese detalle el que hizo que Albert la observara curioso sino sus últimas palabras, ella no solía expresarse de esa forma tan inquietante.

Antes de que alguno de los dos pudiera articular palabra llamaron a la puerta.

̶ Adelante.

Al abrirse a la puerta apareció Anthony frente a ellos, con una franca sonrisa en los labios, al verlo Candy sintió un ligero alivio, la opresión en su pecho se fue desvaneciendo, sus verdes ojos gritaban por ayuda y Anthony lo entendió de inmediato.

Pasión IndomableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora