Todos somos monstruos (Lector x idol)

Episodio 1

Me encontraba en un centro médico aquí en busan, desde que nací el lugar en donde más voy todos los días es el hospital o algo que implique ver a un doctor, y hoy no es la excepción

El doctor se quitó los lentes y hablo—lamentablemente la enfermedad está avanzando más y más cada día, puede que haya tratamientos para que puedas extender tu periodo de vida, pero llegará un momento que simplemente dejaras este mundo—

Ignore sus palabras de siempre,no me puede ayudar así que no importa lo que dice, estoy ignorando lo que dice mientras me veo en el espejo, más delgado, con enormes ojeras, con sueño y con miedo de dormir y no volver a despertar, después de todo, vine al mundo para eso, hacer nada y morir

—lo siento Tn pero no hay nada más que hacer, así que toma tu receta médica y ve por las medicinas que te señale, recuerda tomarlas juntas, así el efecto sera mejor, seguirás con los dolores del corazón pero ya no serán tan fuertes—termino de hablar el doctor después de darme la receta médica

Salí de su consultorio y me dirigi hacia la farmacia para que me entregaran mis medicamentos

—¿Me permite su receta por favor?—hablo la enfermera a cargo y por ende le entregué la receta, después de unos minutos llegó con 10 frascos —Aqui está, tome, si le sirve de algo espero que apartir de ahora tenga una buena vida

Sin decir nada solo mire a la enfermera y me fui, iba tranquilamente caminado, paseando por las calles de Seúl como si fuera la última vez que las vería y fue ahí donde me encontré con una amiga, una muy buena amiga, Seol Yoon-ah o como la conozco yo, Sullyoon, sinceramente no quería verla, ella no sabía de mi enfermedad así que antes de que me viera escondí la bolsa en mi abrigo y senté en una banca esperando que ella me notará, pero no fue así, normalmente es muy distraída cuando está con su grupo de amigos y eso me alegra, aunque sin darme cuenta la fresca brisa del aire y el sonido del ambiente me relajo mucho y me quedé dormido ahí en el parque

—Dormi 3 horas, es el ciclo se sueño seguido más largo que he tenido en este año— me dije a mi mismo para ponerme de pie y irme a mi casa

—¡Hey Tn!, ¡Espérame!—Escuche una voz detrás de mi y claramente era Seol Yoon-ah— ¿Que haces aquí tan tarde? Deberías estar en casa jugando videojuegos, que yo recuerde tu casi no sales a no ser para comprar tarjetas de regalo para tu videojuego favorito

Y no es broma ella decía la verdad las únicas veces que salía de mi casa era para comprar cosas importantes para mí juegos favorito ya sea un DLC o skin si es que es online o no, últimamente estoy viciado con el (______) pero pues tendré que aprovechar a jugarlo antes de morir

—Olvida eso, mejor cuéntame cómo te fueron con tus amigos—

La sonrisa de Seol Yoon-ah era contagiosa, y a pesar de mi estado, no pude evitar alegría, su energía siempre había tenido ese efecto en mí, como un rayo de luz en un día nublado,la miré, intentando mantener mi semblante normal, aunque sabía que mis ojeras y la palidez de mi piel delataban mi condición

—Bueno, fue divertido, aunque no tanto como esperaba —dijo, llevándome y junto conmigo a tomar asiento en la banca—Estuvimos hablando de varias cosas, la universidad, nuestros trabajos, nuestras familias y todo eso

mi mente se nubló, no podía dejar de pensar en los frascos de pastillas que había recibido, en la lucha constante que libraba solo para seguir aquí, con ella, aunque solo fuera un poco más

—Suena increíble —respondí con una sonrisa forzada— Siempre me sorprende cómo unas palabras su tiempo pase volando

—Sabes que siempre ha sigo así, no es de sorprenderse—me contesto mientras me sonreía

Sin embargo, no pude evitar que mi mente recordara lo que había escuchado en la consulta del médico. Cada palabra sonaba en mi cabeza

—Oye, Tn —dijo Yoon-ah, notando mi distracción— ¿Te pasa algo? Pareces un poco... distraído—

Tomé un profundo respiro, era difícil mentirle, nunca había sido bueno en eso, pero tampoco quería preocuparla, si es que ella se llegará a preocupar

—No, solo estoy cansado —respondí, evitando su mirada—No he dormido bien últimamente, ya sabes, cosas de la vida

—Ya veo —dijo, frunciendo el ceño—. Deberías cuidarte más ¿Por qué no te unes a nosotros la próxima vez que salgamos? Podríamos ir a ese nuevo café que abrieron cerca de la universidad

La idea me tentó, pasar tiempo con ellos, desconectarme un poco de la realidad, sonaba como un refugio perfecto, pero al mismo tiempo, mi enfermedad me recordó que no podía permitirme el lujo de soñar y desear esa felicidad

—Quizás —respondí— Me gustaría.

—Entonces es un trato —sonrió, satisfecha—. Pero prométeme que no te encerrarás en casa jugando videojuegos todo el tiempo, quiero que seas parte de esto

Asentí, sintiéndome un poco más tranquilo, era cierto que mi mundo giraba en torno a los videojuegos y las escapadas virtuales, pero Yoon-ah tenía razón,había más en la vida que eso o por lo menos en la que me queda

—De acuerdo, prometido —dije, sintiéndome algo mejor

Mientras hablábamos, noté cómo el sol comenzaba a ocultarse, tiñendo el cielo de un anaranjado hermoso, todo se sentía tan tranquilo en ese momento, como si el mundo se detuviera solo para nosotros, pero, como siempre, mi realidad estaba en el fondo

Finalmente, me levanté de la banca, despidiéndome de Yoon-ah con un abrazo, prometí que intentaría salir más Cuando me alejé, un pequeño rayo de esperanza me impulsó, quizás había algo más en este mundo que solo sobrevivir, tal vez podría encontrar una forma de vivir, incluso con el peso de la enfermedad sobre mis hombros o algo así, no debería ser difícil

Al llegar a casa, tomé un momento para observar la receta médica, allí estaban los frascos, recordatorios de que el tiempo era limitado, pero decidí que no dejaría que eso me prohibiera disfrutar de la vida, en lugar de pensar en lo que perdía, me concentraría en lo que aún tenía, tal vez, solo tal vez, había un lugar donde yo y la enfermedad a pudieran coexistir

Así que me senté frente a mi consola y abrí un juego, la vida unque complicada, estaba llena de momentos que valía la pena vivir, incluso si solo eran pequeños destellos de felicidad en medio de la oscuridad que tenía en mi mente, en mi ser o en mi cabeza