—¿A qué nos enfrentamos?
Cayo Júlio César, dictator perpetuo de Roma, no era hombre dado a repetirse, y, para su fortuna, tampoco los talentosos oficiales que ese día se reunían con él en el praetorium de su campaña. Cuatro generales estudiaban con detenimiento los planos y mapas dispuestos sobre la mesa en el centro de la habitación mientras escuchaban atentamente el informe de sus exploradores.
—Un ejército digno de los dioses mismos—terminó por decir el legionario, luchando por contener el miedo que se agitaba en su corazón—. Caballería pesada, arqueros montados, elefantes de guerra, los más grandes que jamás haya visto, y todo es sin mencionar a la falange macedónica que compone el centro y a las unidades de elite especializadas repartidas por todo el frente.
César exhaló un suspiro angustiado, no le gustaba lo que oía, pero la marcha atrás ya no era posible, sólo quedaba comprometerse.
—Alea jacta est—declaró—. Centrémonos en lo que podemos hacer. Escipión, te quiero en el frente con tus legiones malditas para detener la carga de esos elefantes. Usa el falso muro de Zama o cualquier otra táctica que veas necesaria.
Publio Cornelio Escipión el Africano Mayor esbozó una sonrisa, llevándose un puño al pecho en saludo militar.
—Este ejército me recuerda al de Antíoco III el Grande en la batalla de Magnesia—comentó el veterano general—. Aunque la disposición de las tropas es una y mil veces mejor. Esa diosa realmente sabe lo que hace.
César asintió lentamente con la cabeza. No le agradaba, pero la verdad era una y era innegable. Los dioses los habían abandonado, y no les iban a poner las cosas fáciles. Muchos hombres estaban a punto de morir, podía olerlo en el aire. Sólo le quedaba hacer lo mejor que pudiese para reducir esas bajas tanto como fuese posible.
—¿Qué haremos con los flancos?—quizo saber Marco Antonio, el mejor de sus generales—. Si no detenemos a esa caballería pesada, a esos catafractos, acabarán por romper nuestras alas y desbordar nuestra linea. No se detienen ante nada, aplastan infantería y no se inmutan ante flechas o lanzas.
—Me hago la misma pregunta—reconoció el dictador—. Esas unidades han probado ser siempre un problema mayor. Si no somos cuidadosos, terminaremos cómo Craso en Partia.
Sentía un desagradable dolor en su cabeza. Catafractos, siempre eran catafractos, desde el inicio del periodo helenístico hasta el cenit del poder romano, la caballería pesada de oriente jamás dejaría de darles problemas.
—Podemos hacer como Alejandro Magno en Gaugamela o el propio Escipión en Magnesia—supuso, reticente—. Usaremos nuestra caballería, más ligera y veloz, para alejarlos de la batalla. No podemos vencerlos, pero podemos distraerlos lo suficiente como para que nuestra infantería derrote a la suya.
Se hizo un denso silencio. A nadie, ni siquiera a Escipión, le entusiasmaba la idea. Requería de sacrificar el uso de su caballería e implicaba muchas bajas que no podían permitirse con comodidad, por no mencionar que aún si se libraban, al menos temporalmente, de los catafractos, aún tendrían que lidiar con todo el resto del ejercito enemigo.
Entonces una voz se hizo oír a través del praetorium, recia, madura y cargada de decisión y experiencia:
—Deje que yo me encargue de esos catafractos, dictator.
Las miradas se volvieron hacia el emperador Marco Ulpio Trajano, Germánico, Dácico y Pártico, quien seguía estudiando el plano de batalla con aire decidido.
César no conocía mucho de aquel hombre nacido en Hispania, pero lo había elegido para formar parte de su consilium augusti tras haber oído de su intachable reputación. Técnicamente, como emperador, le superaba ampliamente en rango, pero Trajano siempre se había mostrado humilde ante César, reconociéndolo como el líder de facto de aquel consejo de guerra. Además, el dictador no podía evitar sentirse alagado por aquel hispano, que tanto se había empeñado en llevar a cabo los planes de César para la conquista de oriente, puestos en espera tras la inesperada muerte del dictador.
ESTÁS LEYENDO
Record of Ragnarok (Batallas alternativas): Julio César vs Atenea
FanfictionTras la tercera ronda de la competición, donde los dioses han sufrido su primera derrota, el formato del torneo ve un repentino cambio en su fórmula para dar paso a una contienda entre dos de lo más grandes estrategas militares de la historia. Basad...