Ya descubrí mi secreto para soltarte sin problemas. Eres una más de Instagram, una mujer más que se cree valiosa por la cantidad absurda de atención de hombres en redes sociales que solo quieren acostarse contigo. Eres una más, y no es que eso esté mal, pero está claro que no eres el tipo de persona con la que me gusta relacionarme a menudo. Eres una más del montón, idealizas la vida como perfecta y te niegas a aceptar la realidad tal como es. Aprecias mucho más una foto de un paisaje que el paisaje mismo; valoras más la fantasía superficial de lo que ves a través de tu teléfono que lo que experimentan tus propios ojos y sienten tus propias manos. Idealizas, comparas y te dejas llevar, lo que siempre te lleva a la decepción de no tener, ser o vivir aquello que tanto idealizas a través de la pantalla.
Aprendí que me sumergí tanto en esa realidad que no era la mía por la falta de amor propio. Comencé a compartir tu forma de pensar solo para ganar tu aceptación, para que te sintieras comprendida, a pesar de que yo nunca me sentí comprendido. Hoy veo los mínimos esfuerzos que hiciste para estar conmigo. Yo, alguien valioso, te brindé la mejor versión de mí mismo, y tú tuviste la suerte de conocerme en ese punto. Desafortunadamente, por no aprender a retirarme a tiempo del apego tóxico, ambos conocimos el monstruo que también puedo ser cuando reclamo respeto y trato de demostrar que yo también puedo ser indiferente. En ese proceso, renuncié a mis valores y me autosaboteé para causar el mayor daño emocional posible, disfrutando de la venganza de verte sufrir lo que me hacías sentir.
Tuvimos la mala suerte de conocer esa versión insensible de mí, una que repudio, porque tú no valías lo suficiente como para hacerme sacar ese monstruo que no me representa. Hoy siento que estoy superando una etapa larga y llena de tribulaciones, problemas, rencores, obstáculos y algunos buenos momentos. Claro, no todo fue malo, pero esos momentos no fueron gracias a ti, sino a mis esfuerzos por tratar de hacerlos únicos, especiales y originales. Sé que sueno arrogante, y lo lamento, pero necesito serlo para que cuando relea esto, recuerde lo valioso que soy.
Soltarte no será fácil, porque no es fácil, pero es necesario. Necesito desarrollarme más a mí mismo y demostrarme de lo que soy capaz. Creo tanto en mí que sé que mis fuerzas, unidas a mi fe en Dios y en su ayuda divina, me convertirán en una persona diferente, en una versión de mí mismo que aún no conozco. Quiero reencontrarme con mis personalidades descuidadas: mi adolescente, mi adulto y mi faceta como emprendedor, que aspira a convertirse en empresario. Mi única meta ahora es alcanzar mi mejor versión y dar esa mejor versión a las personas que amo.
Sócrates dijo: "Triste es llegar a la vejez sin conocer la belleza que pudo alcanzar tu cuerpo". Descubrí una verdad que mi mente gritaba a voces y mi corazón susurraba, aunque mi conciencia trataba de silenciarla. Mi conciencia me decía que mis hijos merecen lo mejor de mí, que alguien más podría vivir en mi casa, que alguien más tocará tu piel. Me recordaba que yo también he fallado, que no soy perfecto, que merezco las cosas malas que me suceden. Me repetía que si yo daba el primer paso para mejorar, tú lo valorarías y harías lo mismo.
La conciencia jugó un papel importante en todo esto. A menudo me decía que eras más de lo que merecía, que cualquiera haría lo mismo que yo por alguien tan hermosa como tú, que mis hijos tendrían otro papá. Esas palabras me torturaban, repitiendo las burlas que me lanzabas, pero hoy comprendo que esos eran tus mayores temores, disfrazados de sarcasmo, como una roca envuelta en chocolate. Ahora, ya no me importa si son ciertas o no. Me he dado cuenta de que tuve la culpa de todo lo que permití, de lo que sucedió mientras yo tenía el poder de cambiarlo, escuchar y actuar, pero no lo hice.
Esto no es amor. Llámalo costumbre, idealización o fachada, pero amor no es. Hoy lo tengo claro. Permití que mi vida girara alrededor de alguien que no compartía mi visión ni mis valores, y en el proceso, me perdí a mí mismo. Me convertí en alguien que no soy, solo para agradarte, solo para sentir que encajaba en tu vida idealizada y superficial. Pero ahora sé que el verdadero amor empieza por uno mismo, por reconocer nuestro propio valor antes de esperar que otros lo hagan.
Soltarte no es un acto de egoísmo, sino de amor propio. He aprendido a reconocer que merezco más, que merezco una vida auténtica, llena de relaciones genuinas y profundas. Me cansé de vivir a través de pantallas y fantasías, y ahora estoy decidido a vivir en la realidad, a construir algo verdadero y duradero.
El camino no será fácil, pero estoy listo para recorrerlo. Tengo la fe en mí mismo y en Dios para seguir adelante, para superar cualquier obstáculo que se presente y para convertirme en la mejor versión de mí mismo. Esta historia no es solo sobre dejar atrás una relación, es sobre recuperar mi identidad, mis sueños y mis aspiraciones. Estoy listo para dejar el pasado y construir un futuro donde pueda vivir plenamente, ser feliz y, sobre todo, ser fiel a mí mismo.
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Descubro
RomanceEsta es la historia de alguien que, como muchos, se perdió en una relación superficial alimentada por el efímero mundo de las redes sociales. Atrapado en el dolor y el apego tóxico, intenta ganarse la atención de alguien que nunca lo valoró realment...