Capítulo 14

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Finalmente el día ha llegado. Hemos terminado la universidad y estamos mudándonos juntos. Nuestro apartamento. Nuestro primer lugar propio. Todo está desordenado, cajas por todos lados, pero el espacio ya se siente como un hogar, simplemente porque estamos aquí, los dos.

Me estiro mientras intento desarmar una caja llena de libros y papeles. Miro hacia la ventana grande de la sala, desde donde se ve parte de la ciudad. Este es el tipo de vida con la que soñaba desde que era estudiante. Sunny y yo, trabajando en lo que amamos, construyendo algo juntos.

Sunny está a mi lado, hincado sobre una caja con una etiqueta que dice "cosas frágiles". Lo miro, divertido, mientras desempaqueta con una dedicación casi ceremonial.

- ¿Sabes? - dice de repente, alzando una cámara vieja que ha encontrado en la caja. - Cuando me veas desempacando, deberías estar agradecido de que no estoy pidiendo una sesión fotográfica de este momento. Porque sería icónica.

Me río, sacudiendo la cabeza.

- No sé si desempacar cajas con el sudor pegado a la frente es material para una editorial de moda. - le respondo, fingiendo un tono serio. - Aunque, con tu ojo fotográfico, capaz haces que hasta este desastre se vea glamuroso.

- Claro que sí. - responde, dándose aires de superioridad con una sonrisa burlona. - Pero no quiero arruinar mi reputación de ser un fotógrafo de alto calibre tomando fotos mientras estás vestido con esa camiseta de abogado cansado que dice "Legalmente agotado."

- ¡Oye! Esta camiseta tiene historia. - respondo, fingiendo indignación. - Me la regalaste tú, ¿recuerdas? 

- Precisamente por eso, cariño. - me dice, guiñándome un ojo. - No quiero que mis clientes se enteren de que soy el responsable de esa elección de vestuario. Mi carrera podría estar en riesgo.

No puedo evitar soltar una carcajada, y Sunny, con esa expresión juguetona, continúa desempaquetando mientras bromeamos.

La verdad es que mi trabajo en el bufete ha sido intenso, pero siempre encuentro tiempo para estos momentos. Sunny está creciendo en su carrera como fotógrafo, y a veces parece que vivimos en dos mundos completamente diferentes. Yo paso horas en el bufete, revisando casos y preparando documentos, mientras él está rodeado de luces, cámaras y modelos. Aun así, siempre encontramos la manera de reírnos, de disfrutar el uno del otro, sin importar lo ocupada que esté nuestra vida.

- Oye, hablando de moda. - dice de repente, levantándose con una chaqueta de cuero en la mano. - Esta fue mi primera adquisición como fotógrafo famoso, ¿lo recuerdas? La compré después de mi primera publicación en aquella revista. 

- Cómo olvidarlo. - respondo. - Estabas tan orgulloso de esa chaqueta que creo que la usaste todos los días durante dos semanas. Incluso cuando hacía calor.

Sunny se ríe mientras se pone la chaqueta encima de su camiseta desaliñada.

- Aún me queda bien. - dice, dándose una vuelta dramática como si estuviera desfilando en una pasarela imaginaria. - Y además, ahora tengo más razones para usarla. Estoy colaborando con las editoriales más grandes, ¡y todas aman mi chaqueta vintage!

- Sí, estoy seguro de que no son tus habilidades fotográficas las que te hacen famoso. - le digo sarcásticamente. - Es la chaqueta.

Nos reímos, y me acerco para besarle la frente. Siempre es así con Sunny. Todo parece más liviano, más fácil, incluso cuando estamos en medio de una mudanza caótica. De alguna manera, él siempre encuentra la manera de hacerme sonreír, de hacer que lo simple se sienta extraordinario.

Si (no) te hubiera conocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora