Especial: Flan

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Yamaiko se dejó caer sobre su espaciosa cama, soltó un suspiro cansado mientras se estiraba, miró pensativa el techo de su habitación, ser condesa era realmente agotador, siempre tenía que dar la autorización para varias cosas y debía ser cuidadosa de cuál debía aceptar o rechazar.

Se incorporó manteniéndose sentada, estaba algo cansada.

Toc, toc…

Alguien llamó a la puerta de su habitación, imaginó que se trataba de Yiara, la mucama siempre era muy servicial llevándole la comida donde sea que Yamaiko se encontraba. —Adelante. — permitió el paso, sorprendiendose cuando en lugar de su sirvienta se encontró con Luke.

El varón sostenía una bandeja de plata la cuál tenía encima vários platos con alimento, el pelinegro se inclinó un poco teniendo mucho cuidado de no derramar nada por accidente, sería un desperdicio considerando el esfuerzo que su hermano y Yiara invirtieron en el platillo.

—Desde ahora ayudaré a Ukaru y Yiara en la cocina. — dijo acercándose y dejando la bandeja en la mesa cercana. —Espero que eso no le moleste, ama.

Yamaiko se levantó de la cama. —No, es todo lo contrario, creo que es excelente que quieras ayudarlos. — Ella sonrió haciendo que Luke bajará levemente la cabeza, él estaba aliviado de que su señorita no lo estuviera tratando mal, quería corregir su anterior comportamiento.

La noble no pudo evitar sonreír ante la actitud del esclavo, se acercó un poco y lo tomó del brazo sorprendiendo un poco al contrario. —Cierto, ¿Nosotros no teníamos un asunto pendiente?.

—¿P-pendiente? — tartamudeo, Luke no estando muy seguro a lo que su Lady se refería.

La condesa se acercó al varón y susurro en su oído. —Tu castigo.

Un estremecimiento recorrió a Luke, no podía evitar no sentirse nervioso, se preguntaba qué tipo de castigo le esperaba y rogaba por qué su ama fuera piadosa con él.

—C-c-.. —tomó algo de aire y formuló bien las palabras en su mente antes de hablar. —Cuando usted lo desee…

Yamaiko sonrió, tomó asiento en una de las sillas de caoba cercanas, cruzó las piernas observando al chico frente a ella. —¿Qué tal ahora?.

—¿Eh? — tartamudeo mientras gotas de sudor se resbalaban por su mejilla. —Haré lo que usted quiera… mi señorita.

Yamaiko desvaneció su sonrisa haciendo sobresaltar al esclavo, su rostro era inexpresivo manteniendo esos ojos amenazantes sobre Luke. —Quítate la ropa. 

[ • • • ]

El pelinegro no esperaba eso…, había soportado insultos denigrantes y castigos dolorosos, pero…

Intentó moverse… tal vez caminar un poco hacia donde estaba su ama, pero… sentía que la falda se levantaba con cualquier leve movimiento.

Un gran sonrojo cumbia sus mejillas mientras trataba de bajar la falda del uniforme.

—Mírate, ¿Estás avergonzado?. — preguntó Yamaiko, observando con una mirada depredadora al chico frente a él.

Luke sabía que si intentaba hablar se convertiría en un lío de tartamudeos, así que en su lugar asintió tímidamente con la cabeza.

—Sin embargo, te ves apetecible. — el ronroneo en la voz de la fémina hizo que el esclavo desviará la mirada aún más apenado. —Ven aquí, quiero verte mejor.

Luke no tuvo más remedio que obedecer, camino lentamente hacia donde estaba la condesa sentada, una vez cerca, la noble pudo apreciar mejor el uniforme de sirvienta que se acopla perfectamente al cuerpo del esclavo, por supuesto a excepción de la zona de los pechos dónde quedaba un poco flojo.

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⏰ Última actualización: Sep 21 ⏰

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Los esclavos de la señorita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora