TP1 - Capítulo 12: Despertar

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Antes del fatídico 24 de diciembre, la atmósfera en la escuela de hechicería todo era concentración. Goku y Gojo asumieron el papel de mentores para los jóvenes hechiceros, preparándoles para lo que se avecinaba. Cada día era un ciclo de entrenamiento intenso, donde las habilidades de todos se afinaban.

Yuta, quien inicialmente era tímido y reservado, comenzó a sentirse cada vez más en confianza con sus compañeros. Veía a Goku como un hermano mayor, admirando su fuerza y su amabilidad. Goku, por su parte, equilibraba el entrenamiento con momentos de meditación para mantener su mente enfocada. Además, aprovechaba cada oportunidad para pasear con Maki, quien siempre lo acompañaba con entusiasmo.

Durante estos paseos, Maki le lanzaba indirectas, tratando de hacerle entender sus sentimientos. Pero, como era de esperarse, Goku no captaba ni una. Su inocencia respecto a estas cuestiones sacaba más de una sonrisa a Panda, que lo observaba con diversión, y a Gojo, quien no perdía la oportunidad de burlarse sutilmente de la situación.

Maki, por su parte, aunque algo frustrada, no podía evitar disfrutar de la compañía de Goku. A pesar de su falta de percepción en el terreno amoroso, su presencia era reconfortante y segura. Estar con él le daba la sensación de que, pase lo que pase, siempre tendría a alguien en quien confiar.

El 24 de diciembre se acercaba, y todos sentían la tensión. Pero en esos momentos de tranquilidad y risas, los chicos se permitían olvidar, aunque sea por un rato, lo que estaba por venir.

...

24 DE DICIEMBRE 
 - SATORU GOJO -
03: 24 AM

Gojo se levantó, y en el silencio de la noche, una lágrima furtiva, casi traicionera, rodó por su mejilla. No era una lágrima común, era el testimonio de una culpa silenciosa, de un duelo sin ceremonia ni memoria.

Él, el más fuerte, el hombre que en su presencia podía alterar la misma estructura del mundo, era vulnerable en la soledad de sus recuerdos. Suguru, su único y mejor amigo, habitaba aún en la región prohibida de su memoria, esa que la fuerza no puede conquistar ni someter.La herida de la traición, como toda herida verdadera, no cicatrizaba.

Gojo recordaba, y en esos recuerdos encontraba la sutil ironía de su existencia: ser el más fuerte no lo había salvado de la tragedia más íntima. Las palabras de Suguru resonaban con la cadencia de un eco eterno, palabras que Gojo no pudo interpretar hasta que fue demasiado tarde. En ellas estaba la clave del abismo en el que su amigo se había sumergido, un abismo que Gojo, con todo su poder, no supo anticipar. Era ese el verdadero peso de su culpa: no haber visto la oscuridad que acechaba en los ojos de quien compartió con él no solo batallas, sino sueños de un futuro mejor.

 Pero Gojo debía ser el más fuerte, ¿verdad? Su poder le exigía ser inmune a la debilidad, a la tristeza. Y sin embargo, en ese instante fugaz, mientras una lágrima se deslizaba en la penumbra, su dolor se revelaba más auténtico que su invulnerabilidad. ¿El más fuerte? Tal vez. Pero en ese dolor, en ese recuerdo perpetuo de Suguru, Gojo comprendía que incluso los dioses de este mundo están sujetos a la más humana de las condenas: el peso insoportable de la culpa.

24 DE DICIEMBRE
- SUGURU GETO -
05:47 PM

Suguru Geto contemplaba el horizonte, donde el crepúsculo teñía el cielo de un rojo profundo, casi doloroso. Para él, ese color no era un mero espectáculo natural, sino una constante recordación del dilema que lo había consumido: el destino de los débiles, el propósito de los fuertes. En sus pensamientos, siempre volvía a Satoru Gojo, ese hombre que encarnaba el poder absoluto, la antítesis de todo lo que Geto había llegado a creer.

Recordar a Gojo no era un acto de nostalgia, sino de reflexión amarga. En cada recuerdo, en cada intercambio de miradas, Geto encontraba la pregunta sin respuesta: ¿por qué el más fuerte, con toda su poder, no podía ver la verdad del mundo? ¿Por qué se aferraba a la insensata misión de proteger a los débiles, a esos seres que no merecían ser salvados? La sociedad ideal, en la mente de Geto, solo podía existir cuando los débiles fueran eliminados o mantenidos en su lugar. Era la única forma de alcanzar la paz, una paz que Gojo, con su moral simplista, jamás entendería.

Enlace maldito (Goku en Jujutsu Kaisen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora