Prólogo

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El Destino de Eywa'lynn

Eywa'lynn nació bajo una luna llena, cuando los cielos de Pandora brillaban con la luz de las estrellas y los cantos de los espíritus resonaban a través de los árboles y las aguas. Eywa, la gran madre, había elegido a Eywa'lynn como su hija, un ser que encarnaba la conexión entre la naturaleza y el espíritu. Sin embargo, aunque era hija de la misma Eywa, no había crecido en las tierras del bosque como los Omaticaya, sino que fue adoptada por Ronal y Tonowari, los líderes del clan Metkayina, quienes la criaron como suya, pero siempre conscientes de la singularidad que la rodeaba.

Desde pequeña, Eywa'lynn tuvo una conexión especial con el océano. Los otros niños del clan jugaban en las aguas y aprendían a nadar, pero para Eywa'lynn, el mar era más que un lugar de juegos. A menudo se quedaba sola bajo las olas, escuchando los susurros de las corrientes, los ecos de las criaturas del océano, y las vibraciones profundas que provenían del corazón de Pandora. Su habilidad para permanecer sumergida durante largos periodos de tiempo sorprendía a todos, pero lo que más llamaba la atención era su serenidad. Los Metkayina sentían que ella, a diferencia de los demás, no solo nadaba en el océano; el océano nadaba en ella.

Los primeros años

De niña, Eywa'lynn solía nadar sola a los arrecifes más lejanos, un lugar que pocos Metkayina visitaban. Allí, bajo las aguas cristalinas, podía sentir la vida pulsando a su alrededor. Cada criatura del mar, desde los pequeños peces hasta los majestuosos tulkuns, parecían reconocerla. Era como si Eywa misma hablara a través de esos seres. Ronal, su madre adoptiva, había notado esto desde el principio. Como Tsahík, la sanadora y guía espiritual del clan, ella podía sentir las conexiones entre Eywa'lynn y el mundo natural.

—"Es especial, Tonowari," le dijo una noche a su compañero mientras observaban a la niña dormida. "El mar la escucha. Los espíritus le hablan."

Tonowari, siempre el líder práctico y calculador, asintió, aunque en silencio sabía que el camino de Eywa'lynn sería complicado. La naturaleza especial de la niña la aislaba de los demás. Aunque Tsireya y Ao'nung, los hijos biológicos de Ronal y Tonowari, la querían como a una hermana, había algo en ella que la diferenciaba. Mientras los otros niños se entretenían con sus propias habilidades y juegos, Eywa'lynn prefería los momentos de silencio, conectando con la naturaleza, escuchando las enseñanzas de los ancianos, y explorando sus sueños, que a menudo estaban llenos de imágenes de fuego y destrucción, pero también de esperanza y renacimiento.

El papel de Eywa'lynn en el clan

Conforme crecía, Eywa'lynn se destacó no solo por su destreza física, sino por su sabiduría espiritual. A menudo la gente del clan venía a ella en busca de consejo, aun cuando era muy joven. Ronal observaba con cautela, consciente de que, aunque Eywa'lynn tenía un gran poder, también llevaba consigo un destino que podía apartarla del clan. Eywa había elegido a esta niña para algo grande, algo más allá de las simples preocupaciones del día a día de los Metkayina.

La joven Na'vi se entrenaba con Tsireya y Ao'nung, aprendiendo las habilidades de los guerreros del mar, pero en su corazón sabía que su camino no era solo ser una guerrera. Había noches en las que soñaba con un bosque lejano, con criaturas aladas que nunca había visto. En sus visiones, sentía una presencia que la llamaba, como si algo estuviera esperando por ella. Sin embargo, no entendía del todo lo que Eywa le estaba mostrando.

—"Eywa'lynn," le dijo Ronal un día mientras ambas estaban en la orilla, mirando el atardecer sobre el océano, "tu conexión con Eywa es más profunda que la de cualquier otro en este clan. Te ha elegido por una razón. Pero recuerda, este don es tanto una bendición como una responsabilidad."

Eywa'lynn asintió, sintiendo el peso de las palabras de su madre adoptiva. Aunque amaba a los Metkayina, sabía que su vida no sería sencilla. Las visiones de Eywa, las sensaciones que la recorrían mientras meditaba bajo las aguas, todo apuntaba a un destino que aún no comprendía.

Las dudas y la soledad

A pesar de su vínculo con el océano y con los espíritus de Pandora, Eywa'lynn se sentía sola a menudo. Aunque Tsireya y Ao'nung la trataban como a una hermana, había una distancia que era difícil de cruzar. Ellos no compartían las visiones que ella tenía, ni sentían la carga de un destino tan grande. Tsireya, siendo dulce y cariñosa, siempre la animaba a hablar de lo que veía en sus sueños, pero incluso cuando lo hacía, había un límite en lo que podía explicar.

—"A veces siento que soy parte del océano, Tsireya," le confesó Eywa'lynn una noche. Estaban acostadas sobre la arena, mirando las estrellas. "No sé cómo describirlo. Es como si el mar hablara a través de mí, como si pudiera escuchar sus pensamientos."

Tsireya sonrió, aunque su expresión revelaba una leve incomodidad. Eywa'lynn sabía que su hermana no comprendía completamente, pero apreciaba su apoyo.

—"Eres única, Eywa'lynn. Y aunque no siempre entiendo lo que sientes, estoy aquí contigo. Siempre lo estaré."

Pero había algo que ni siquiera el cariño de Tsireya podía llenar: el vacío de no saber a dónde pertenecía realmente. Era una hija de Eywa, adoptada por el clan del mar, pero algo dentro de ella la llamaba a otro lugar. Sentía que una parte de ella pertenecía a una tierra que nunca había visto, a una gente que no conocía.

Las visiones del bosque

A medida que crecía, las visiones de Eywa'lynn se volvían más frecuentes. Soñaba con un lugar lleno de árboles gigantes, donde la gente vivía en armonía con el bosque. En esos sueños, veía a un joven Na'vi, con ojos fieros y un aura de fuerza y gentileza. Cada vez que despertaba, su corazón latía más rápido, como si estuviera buscando algo, o alguien.

Una noche, después de una visión particularmente intensa, fue a hablar con Ronal. La Tsahík estaba meditando bajo el cielo estrellado, pero cuando vio a Eywa'lynn acercarse, supo que algo importante había sucedido.

—"Madre," comenzó Eywa'lynn, su voz temblorosa, "Eywa me ha mostrado algo… algo que no entiendo del todo."

Ronal la miró con seriedad, su semblante tranquilo pero inquisitivo.

—"Habla, hija. Eywa te ha bendecido con su sabiduría. Confía en lo que has visto."

Eywa'lynn tomó una respiración profunda.

—"He visto un bosque, lleno de vida. Y vi… a un joven guerrero, uno que siento que conozco, pero que nunca he visto antes. Hay algo que me llama hacia ese lugar."

Ronal la observó en silencio durante un largo rato antes de hablar.

—"Los caminos de Eywa son misteriosos, Eywa'lynn. Si has tenido estas visiones, es por una razón. Puede que pronto se revele un cambio en tu vida, uno que te guiará hacia ese destino."

Eywa'lynn asintió, aunque en su interior las dudas seguían presentes. No podía ignorar el sentimiento de que algo importante estaba a punto de suceder, pero al mismo tiempo, no podía abandonar su vida con los Metkayina. Eran su familia, el único hogar que había conocido.

La llegada de los Sully

Las respuestas a las preguntas que la atormentaban comenzaron a llegar el día en que la familia Sully apareció en las costas de Awa'atlu. Eywa'lynn nunca imaginó que aquel joven guerrero de sus sueños, el que parecía conocer desde siempre, aparecería frente a ella en carne y hueso, en la figura de Neteyam Sully.

La llegada de los forasteros marcaría un cambio profundo en su vida, un cambio que la llevaría a comprender su verdadero destino y el papel que estaba destinada a jugar en el futuro de Pandora.

Tu y Yo (Neteyam y oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora