La llegada de los SullyEl día en que los Sully llegaron a las costas de Awa’atlu, el cielo de Pandora estaba nublado, y el aire era pesado, presagiando un cambio inminente. Desde la distancia, Eywa'lynn vio cómo los forasteros descendían de sus Ikran. Eran diferentes de los Metkayina, sus cuerpos más robustos, con tonos azulados oscuros y colas más delgadas, adaptadas para trepar los árboles en lugar de nadar en el océano.
Eywa'lynn observaba desde un promontorio rocoso, su silueta envuelta por la brisa del mar. La primera en llamar su atención fue Neytiri, cuya presencia irradiaba una fuerza feroz, pero contenida. A su lado estaba Jake Sully, el Olo’eyktan de los Omaticaya, el clan del bosque del que había oído hablar en historias contadas por los ancianos. Sin embargo, no fueron ellos los que captaron su mirada por completo.
Cuando Neteyam descendió del Ikran, algo en su pecho se tensó. Era él, el joven guerrero que había visto en sus sueños. Su porte, su mirada decidida, y esa extraña familiaridad que sentía al verlo, como si sus almas ya se hubieran encontrado en otra vida. Por un instante, todo lo que la rodeaba pareció desvanecerse. Los sonidos del océano, el viento entre las hojas, incluso las voces de su gente… solo podía oír los latidos de su propio corazón.
—"¿Quiénes son?" preguntó Tsireya a su lado, interrumpiendo sus pensamientos.
Eywa'lynn respiró profundamente, intentando ocultar el tumulto de emociones que sentía. No podía apartar la vista de Neteyam.
—"Son del bosque," respondió con voz baja. "Han venido buscando refugio."
Sin embargo, en su interior, sabía que esto era más que una simple búsqueda de protección. Sentía que su llegada marcaba el inicio de algo importante. Eywa había estado preparándola para este momento. Sus sueños, sus visiones, todo estaba a punto de cobrar sentido.
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La primera reunión
Mientras los Sully eran recibidos formalmente por Tonowari y Ronal, Eywa'lynn permaneció a distancia, observando con detenimiento cada movimiento. Sabía que debía mantener la calma, pero sentía una extraña atracción hacia el mayor de los hijos de Jake y Neytiri. A medida que las conversaciones entre los líderes continuaban, no pudo evitar sentir que los ojos de Neteyam la buscaban en la multitud. La conexión entre ellos era innegable, pero el momento no era el adecuado para abordarlo.
Tonowari explicó las costumbres del clan, dejando claro que los Sully, si querían quedarse, debían aprender a vivir con el mar, a entenderlo y respetarlo. Fue entonces cuando Ronal, con su presencia imponente, mencionó a Eywa'lynn.
—"Mi hija, Eywa'lynn, ayudará en su entrenamiento," dijo Ronal, con un tono que no dejaba lugar a dudas. "Ella conoce el océano mejor que nadie. Aprendan de ella y respeten su guía."
Eywa'lynn sintió las miradas de todos sobre ella. Respiró hondo y avanzó un paso. Aunque intentaba mantener la compostura, podía sentir el peso de la mirada de Neteyam clavada en ella.
—"Haré lo que pueda para ayudar," dijo, inclinando la cabeza con respeto.
Jake asintió agradecido, mientras Neteyam seguía observándola en silencio. Lo'ak, el hijo más joven, intercambió una mirada con su hermano, notando algo en su expresión que no comprendía del todo, pero que lo inquietaba.
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Un encuentro bajo el agua
Los días pasaron, y Eywa'lynn comenzó a entrenar a los Sully en las formas del océano. Los días de práctica eran intensos, y los hijos del bosque se enfrentaban a muchas dificultades. Sin embargo, Eywa'lynn no podía evitar notar que Neteyam se esforzaba más que nadie, siempre buscando mejorar, siempre observándola con una mezcla de respeto y algo más que no lograba descifrar.