7. Duquesa

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-¿Puedo preguntar, cuál es realmente tu plan?- el rey conocía a la duquesa de cabellos carmesí, ambos solían apostar juntos, por muchas ocasiones, inclusive, se rumoreaba que aquella mujer había ganado su título gracias a un juego con el monarca, pero eso rápidamente fue desmentido ya que, un rey jamás jugaría con los títulos de la nobleza ¿O sí?

-Eres todo un gran actor...- la Duquesa movió su peón  en aquel tablero. -Hasta parece que de verdad eres el rey por derecho de este lugar.

-Cuando gané a tu padre, creí que había quedado claro las reglas.- El rey golpeó el peón de color blanco para poner el suyo en su lugar. -Si yo ganaba me quedaba el trono y, si el perdía iría a su final junto a toda su familia.

-Si embargo yo me he ganado mi vida... ¿No es así?- El rey miró a su sobrina quien le desafiaba, recordaba muy bien la primera vez que aquella niña le ganó en su primer juego. La Duquesa aprendió el juego de las cartas gracias a él, y cuando su familia fue ejecutada ella, siendo aún una infante, desafío al rey.

-“Si gano me dejará vivir”

El rey no jugó en serio, la había dejado venderle, y la razón era porque ese valor, consideró que era digno de ser una sobreviviente, de ser la duquesa de ese reino. Por años la dejó hacer lo que quisiera  siempre y cuando esto no interviniera en los asuntos reales, su sobrina era solo un alma rebelde que disfrutaba de las fiestas y las señoritas para acompañar su soledad, no era una amenaza para él, aún cuando él mismo la condenó a esa soledad.

-¿Cuál es el motivo de este juego Duquesa?- el rey parecía estar firmando su victoria.

-Que siempre cumples cuando pierdes... Y lo he pensado, ganas cuando te digo lo que quiero, cuando te parece que no es nada grave, pero ahora lo he callado para que aceptarás jugar.

-¿Es un nuevo truco? Puedes decirlo, de todas maneras, creo que este juego ya está ganado.-  la Duquesa sonrió.

-Si... Bueno, ya que lo has pedido.- la Duquesa movió una pieza más. -Quiero vivir aquí y tener a tu hija- colocó la pieza con certeza.

-¡¿Qué has dicho?! Es imposible!- el rey dejó de concentrarse en el juego. -He aceptado que hagas tus cosas con las demás hijas de los nobles pero, ¿Con la princesa? Es mi hija de quién hablas. Me niego. Además... Ella está comprometida.

-No quiero tenerla por siempre, es solo un capricho... Escucha, quiero tener la oportunidad de hacer que caiga en la tentación, no te la pido directamente, se qué tiene compromiso.

-¿Por qué pedirías algo así? Además...- el rey conocía a su hija mejor, Miriam era altanera.- Ella no se dejaría siquiera que la mirarás, ¿Sabes que te detesta? Desde que sabe que jugamos... Desde la vez que te vencí y ella... Nos vió cuando reclamaba mi premio.- El rey pasó su mano por la mejilla de la Duquesa.

-Eso lo hace más divertido... Entonces ¿Cumplirás?

-¡Ja! Si, como si fueras a ganar...- la duquesa sonrió, tomó una pieza más y golpeó una  pieza del tablero.

-Hacke mate...- dijo al tener al Rey atrapado.



Miriam había terminado de mandar a Lily con criadas, se sentía alterada, podía sentir el desagrado más y más presente.

-¿Por qué la Duquesa...?- Anna no terminó de preguntar.

-Es una mujer despreciable...-miriam comentó. -Tenia quince años cuando la conocí.- Miriam se acercó a la ventana, Anna se colocó a un lado suyo. -Es... Hija del hermano de mi padre, y no tenía nada en contra suyo, no hasta que la ví.

La joven princesa iba a contarle a su padre lo que había aprendido, una adolescente no puede detenerse a pensar muy claro, pero debió haber sospechado cuando los guardias el detuvieron.

-No puedo dejarla pasar alteza...

-¿Disculpa?- la princesa también fue caprichosa y engreída, pero más que eso, era conocedora del poder que tenía.

-debo pedirle que regrese a su habitación...

-¿Quién te crees? Soy la princesa haste a un lado o haré que te ejecuten. ¡Abre esa puerta!- y así lo hizo, el guardia abrió la puerta, Miriam caminó por él pasillo de la habitación, a medio camino escuchó sonidos desagradables, la cortina cubría lo que había del otro lado, pero aún así Miriam fue y la abrió, ahí encontró a su padre el rey siendo infiel a su madre con la Duquesa, aquella que era menor que él, aquella que se suponía que era su familia.

-El solo verlos me hace recordarlo...- dijo Miriam, Anna no esperaba tal confesión, pero no le sorprendía mucho tratándose de aquella mujer.

-Mi padre, es alguien que odio y quiero a la vez, me da asco pero no puedo olvidar el lazo que me une a él, y la Duquesa, la detesto. Creo que soy injusta... Porque debería odiar completamente a mi padre también.- Anna colocó su mano en el hombro de Miriam, ella se acercó buscando su contacto. 

-No sé qué decir ante eso alteza...

-No es como que halla mucho que decir Anna...- Miriam suspiró. - Tengo un mal presentimiento Anna, se que esa mujer no estará aquí con buenas intenciones.




-¿Cuál es su plan Duquesa?- Lily preguntó, la Duquesa estaba en su habitación tomando un poco de vino que había conseguido de otra criada pues, Lily no estaba acostumbrada a ser una y eso lo entendía.

-Lo dije, quiero tener a Miriam... Al principio era solo para hacerle sentir a esa princesa lo que su cerdo padre me hizo sentir cuando me hizo apostar mi cuerpo.- bebió el vino de la copa y se sirvió todavía más. -Deudas de juego... Pensé que estaba obligada a cumplir, él me dijo lo que quería cuando ya había ganado, no pude negarme, así que hice lo mismo.- Lily se sintió un poco incómoda. -Si logro tener a Miriam me sentiré mejor... Y, eso también te ayuda a tí.- La duquesa tomó el rostro de Lily para besarlo de una manera brusca. -Te dejaré jugar con esa sirvienta.... Ambas ganamos ¿No?

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⏰ Última actualización: Sep 21 ⏰

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