1

9 2 0
                                    

Mi brazo fue sacudido con emoción por mi amiga Rachel, la mayoría a mi alrededor estaba extasiado así que decidi quitarme los auriculares para que me invadiera todo ese griterío totalmente insoportable. Jamás entendería la emoción hacia los deportes, no era mala en ellos aunque tampoco era la mejor como la mujer que estaba encabezando el equipo de hockey. Amanda, la alfa que traía locos incluso hasta los betas, físicamente perfecta y totalmente hegemónica, cualquier omega seria afortunado de ser elegido por ella.  Al finalizar seguramente habría una fiesta, como siempre que su equipo ganaba
-¿vendrás conmigo?
-lo siento, no tengo ganas, me duele la cabeza
-de acuerdo te veo luego
Ella se despidió para irse con otro grupo a celebrar la victoria de nuestra universidad. Obviamente había mentido, me sentía bien, pero mi batería social ya había hecho su mayor esfuerzo al venir al partido.
Un rato después me encontraba en el jardín de la casa de estudiantes en el que estaba viviendo, bebía un poco de vino blanco mientras escuchaba música disfrutando de la brisa de la noche, para mi desgracia mi paz fue interrumpida cuando de los arbustos salió una Amanda demasiado borracha como para mantenerse en pie, tanto que cayo al césped.
-ayuda...me-me acerque y como pude la senté, su cara estaba algo deformada
-hay estas horrible, no deberías beber
-no be...bi -apenas podía hablar-me pico una araña, soy alérgica
-mierda -inmediatamente llame a la ambulancia del campus y cuando llegaron tuve que decir que era su omega o no me dejarían ir, me sentía responsable.
¿Quien diría que algo tan pequeño podría derribar a alguien tan imponente como ella?

Deseo hacerte felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora