𝑃𝑟𝑜𝑙𝑜𝑔𝑜.

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San Sebastián del oeste, México.

La radio reproducía a Alejandra Guzmán esa noche, pasaban de las dos de la madrugada y debería estar en la cama pero limpiaba la cocina porque a esa hora era el único momento de tranquilidad en casa. Porque su día consistía en llevar a sus hijos al colegio y después pasar todo el día metido en una oficina junto a su jefe. Sus días eran banales hasta cierto punto, menos esa noche que todo cambio.

Siempre caigo rendida cuando tú me llamas... Porque, siempre a cada minuto te vuelvo a extrañar —.

Y el sentimiento se apoderó de Jimin mientras lavaba los trastes sucios que sobraron de la cena porque a su pequeña niña le había parecido divertido regar la salsa por todos lados, al menos había terminado de comer todos sus tacos. Suspiro aún siguiendo la letra, no estaba enamorado pero podía cantarla a la perfección con ese sentimiento, como si lo estuviera viviendo con aquella plenitud inquebrantable.

El jabón envolvía sus manos mientras tallaba la suciedad de los tacos en los platos y desprendía la grasa de un plato de plásticos con dibujitos de princesas que había usado su hija. La música estaba en lo más alto que podía estar para no despertar a sus hijos y mientras cantaba a todo pulmón se imagino estar viviendo esa melodía a flor de piel, con ese hombre que no tenía rostro y mucho menos futuro con él.

— Eres para mí, desde que te vi, no te dejo de pensar...

Y la puerta de la casa se abrió dejando pasar a un hombre con el corazón atormentado mientras Jimin seguía cantando a todo pulmón aquella canción de Alejandra Guzmán, con el jabón corriendo por sus manos y deslizándose por sus dedos hasta la fregona donde el resto de espuma yacía tranquila en la multitud de platos sucios.

Jungkook, Jungkook tenía el corazón afligido, como su labio que sangraba después del duro golpe que le metió su querido chico. La canción termino justamente cuando Jungkook entro a la cocina donde Jimin estaba terminando de lavar los trastos sucios de la cena, y apenas Jimin lo vio, su corazón se encogió sorprendió de verlo herido y termino apagando la música que murió levemente en el silencio de la cocina.

El mayor se dejo caer sobre el taburete alto de la barra mientras Jimin secaba sus manos en el delantal rosa que llevaba puesto, ese que llevaba la frase típica de "La mejor mamá del mundo" en letras bordadas de azul celeste. Se apresuro a buscar un botiquín de primero auxilios para curar el labio roto de Jungkook apenas vio su herida.

— ¿Qué pasó?

— Estropee todo — Jungkook se escuchaba tan abatido que Jimin juró que era la primera vez que lo oía así.

Y mientras Jimin le curaba el labio roto, Jungkook le contó porque traía el corazón adolorido. Todo había pasado en una fiesta, una fiesta con sus colegas donde conoció a un chico maravilloso, Jungkook dice que es amor a primera vista, de ese amor que nace al ver por primera vez a la persona que hace que tu estómago sienta mariposas. De ese que muy pocas veces pasa o de esos que ya no existen.

Su nombre es Miguel, un tipo encantador, maestro nuevo de primaria en la escuela de San Sebastián, hablaron, bebieron, hubo un beso y cuando estaban en su momento, todo paso tan rápido, una cama compartida y una noche casi maravillosa.

Hasta que Miguel vio el anillo de matrimonio de Jungkook, ese anillo que Jimin le dio como broma, ese que se encontró esa mañana en su cajón antes de salir a la empresa. Sí, Jimin aún había conservado su anillo de matrimonio hasta esa mañana que lo encontró olvidado en un cajón cerca de su cama y decidió que era mejor idea dárselo a Jungkook entre juegos sobre matrimonio ahora que viven en la misma casa desde el mes pasado.

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⏰ Última actualización: Oct 25 ⏰

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¿El ex-esposo de mi jefe? [Kookmin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora