capítulo único

185 26 12
                                    

Sentí la cabeza estaba aturdida y revuelta mientras seguía tocando las teclas de mi computador, estaba incómodo por un dolor agudo en la espalda, y porque no podía concentrarme para seguir.
Estaba redactando un guión para un vídeo que planeaba hacer, sobre un tema que llevaba queriendo tocar desde hace varios años: "Alan tutorial"
Siempre lo pospuse, ya que sentía que no era capaz de transmitir lo que quería, y que iba a resultar en un vídeo agobiante; hasta que hace unas horas logré animarme para hacerlo, y desde ahí no paré de escribir. Aparté la mirada del documento de word que tenía abierto, y vi la hora. 4:23AM. Ya no me sentía capaz de poder seguir escribiendo, pero no podía permitirme el dejar un guión a medias, y —al menos— quería terminar la sección en la que estaba, incluso si sabía que mañana iba a borrar todo por sentirlo lamentable.
Detrás de mí, la cama crujió, y escuché cobijas moverse. No volteé, ya que sabía de quien se trataba.
—Tv— dijo Nautrash —Está muy tarde ¿Por qué no vienes a dormir?— su voz sonaba un tanto gruesa por haberse acabado de despertar
—Ahora no— le dije —Estoy terminando algo, tú vuelve a dormir—
Mi entonación sonaba molesta, y no pretendía cambiarla para sonar amable. Y él lo notó.
—¿Por qué estás molesto? Deberías venir a dormir para ver si se te pasa.
—Que no, Nautrash. No puedo dejar este guión así. Si no lo termino ahora, no lo voy a terminar nunca.
—Al menos tómate un descanso... Tu horario nocturno está muy descuidado.
—El tuyo también
—Yo no me acuesto a las 6AM por guiones.
—¿Y qué si lo hago, te afecta?— volteé un poco el rostro para verlo, mostrando mi semblante rígido. Supongo que él notó que no podía soportar su insistencia, porque se quedó callado, pero no sé acostó de nuevo; no escuché el crujir de la cama, o las cobijas. Noté que dije algo que no debí decir, y el sonido del tecleado cesó, le hice caso a esa vocecita que me decía que dejara así el guión. Me fui para atrás, y mi espalda chocó contra el respaldar de mi silla.
Escuché un rechinido, y sentí pasos acercándose a mí, para luego sentir unas manos cálidas en mis hombros.
—¿Quieres que vayamos a dormir?— me preguntó, con un tono más delicado
Pude sentir un calor familiar cerca de mi cuerpo, y eso me hizo sentir sereno.
—Está bien...— me acerqué se nuevo a mi computador y guardé el documento, pero me mantuve sentado. Él no se movió, como esperando a que yo diera el primer paso para poder seguirme después de eso. Volteé la silla hacia donde estaba Nautrash, y él soltó mis hombros. Lo vi de frente, y estiré mis brazos.
—Ven— lo invité a estar junto a mí.
Él me hizo caso, y me abrazó, yo bajé mi brazo derecho hasta su cadera, y lo pegué a mi cuerpo, haciendo que se sentara en mi regazo. Cuando lo hizo, le di la vuelta a mi silla, y me quedé viendo mi computador de nuevo, él se enganchó a mí como un bebé.
—¿No vamos a ir a dormir entonces?— pregunto, casi como un susurro, sin levantar su rostro o moverse. Yo me mantuve callado.
Acaricié su espalda mientras seguía pegado a mi, y pude sentir como se retorció un poco debajo de mi toque. Él era demasiado tierno para algo como yo.
—Eres muy paciente conmigo— Rompí el silencio.
—No puedo ser diferente, necesitas que alguien sea paciente conmigo—
Me sentí tranquilo con el silencio, no era tedioso o algo parecido, ambos sentíamos que no había nada más que decir, y todo estaba bien siendo así. No había que tener una conversación para estar cómodos juntos... Era lo que necesitaba. Yo —aunque fuera conocido por ser distante y evitativo— necesitaba ser tratado suavemente, exactamente como él me trataba.
Subí un poco la mirada, y traté de leer las letras que reconocía en el documento, que no era mucho, ya que yo tenía muy mala vista. Acerqué la silla a mi escritorio, aún con Nautrash encima mío, y repasé las palabras que acababa de escribir, sintiéndome decepcionado por lo que escribí. Lo sentía plano, sin propósito, como tratando de imitar lo que vi en un vídeo que hablaba sobre el tema, un vídeo que no recordaba ¡Pero seguramente eso no era originalmente mío, sino que copiado!
Nautrash me sintió frustrado.
—Te exiges demasiado...
—¿Tú crees?— dije, en un tono burlesco.
—Seguro está bueno el guión, solo que no lo reconoces—
No me convenció, me había acostumbrado a pensar que cuando alguien halagaba mis cosas, era por modestia o amabilidad, y, tristemente, mi cabeza no quiso poner un límite, y afectó a lo que escuchaba de parte de Nautrash. Mi mente no tomaba en cuenta que yo lo veía a él como un ser imposible de mentirme, alguien honesto.
—Lo que tú digas...— suspiré frustrado.
—Ya llegará el día en el que veas que eres asombroso
—Si, seguro...— dije, sarcástico.
Se calló por un segundo, y mi agarre a su cuerpo se aflojó.
—Podría transferirte mi pantalla para que te veas como te veo— dijo, después de levantar su rostro y quedarse viendo el mío, casi tocando nuestras pantallas. Sus ojos parecían honestos, y me ponía tenso sentirlo tan cerca a mí.
Me vi a mi mismo en el reflejo de su vidrio, y, aunque fueran mis propios ojos viéndome, mi imagen reflejada transmitía la honestidad de su amor, ignorando que ese amor no fuera algo oficial o específico, o que no hubiera un término para nosotros.
No podría darle algo más que esto, y él entendía que yo no le daría lo que él necesitaba de mí, porque me daba miedo entregarme. Seguía siendo paciente conmigo de todas formas. Esos ojos no mostraban algo que no fuera aprecio genuino a lo que yo represento.
Aparté la mirada, y él notó mi nerviosismo, entonces volvió a recostarse en mi hombro, lo abracé con mis dos brazos, y uní nuestros cuerpos. Sentí como su cuerpo se acomodaba encima del mío, y enganchó sus brazos detrás de mi espalda. Estaba confortado, y ya no pensaba en la frustración por haberme exigido de más esta noche... O en los últimos años.
Él levantó su rostro y vio hacia atrás, por encima de la silla.
—No te tomaste tus antidepresivos—
Sentí un sudor frío pasar por mi espalda, pero él no sonaba molesto, sino que solo estaba remarcando lo que no hice.
—Sabes que no me gusta— le dije —Además, el Mexican dijo que era una dosis muy grande... Se supone que me van a diagnosticar uno más liviano en la próxima sesión—
Él no parecía convencido de todas formas, pero no dijo nada. Tal vez ya estaba acostumbrado a escucharme poner excusas para no cuidarme, y eso me dolía un poco.
—¿Y no has comido, no?—
Callé, y mi silencio dijo más de lo que debió.
—No voy a estar toda la vida, Tv. Tienes que ver por ti mismo—
Sus palabras tocaron algo dentro de mí, algo que no debieron tocar. Dejé de abrazarlo, pero él no a mí, siguió aferrado a mi cuerpo como si siguiera rodeado por mis brazos, independientemente de que yo no siguiera tocandolo.
¿Era una alegoría? ¿Él no me dejaría ir aunque yo sí a él? Después de todo, el que más abrumado se sentía con esa intimidad romántica era yo, no él. Y con ese amor tan honesto que lo caracterizaba, era de esperar que se quedara amarrado a mí. Él me amaba en una vida más de lo que yo podría amarlo en una eternidad.
—No me dejes, Nautrash— me escuché a mi mismo hablar, y mi voz sonó melancólica. Él levantó su rostro y volvió a verme, inspeccionó mi pantalla, bajando y subiendo su mirada, para luego quedar con sus ojos pegados a los míos, forzandome a ver el brillo de sus pupilas. Pude ver mi mueca disgustada reflejada en él, y me sentí patético.
Traté de desviar la mira para no ver esos ojos que tanto me intimidan, y el, con ademán decidido, y sin importarle mi clara incomodidad, puso sus manos en los lados de mi cabeza, haciendo que lo vea directamente. Él se veía relajado, sin razón por la cual estar molesto o sentir algo aparte de cariño, como una madre consolando a su hijo lastimado. Y tuve miedo de estar buscando ese apoyo materno en su presencia.
Acercó su pantalla a la mía, y ambos sentimos como una corriente nos unía, lo que nosotros conocíamos como un beso. Se apartó un poco, yo puse su mano encima de la de él, la que estaba en mi rostro, y volví a besarlo, sin importar que mi sistema anticuado no soportara ese paso de corriente. Me alejé de mi espacio de trabajo, dándonos más espacio para querernos y estar juntos cómodamente. Él se sentó a mi altura y puso sus brazos encima de mis hombros, sin dejar de besarme; todo lo contrario, acercándose más. Después de unos minutos, se alejó de mí, y aunque supiera que seguía conmigo, enfrente de mí, y amándome, algo dentro de mí se entristeció por sentirlo apartado.
Me sonrió y yo a él también.
Me levanté de la silla después de él, y nos recostamos juntos en mi cama. Y aunque fuera más grande que la silla, seguíamos sin apartarnos: ya que era una cama para solo una persona, y no había mucho espacio. También porque no queríamos alejarnos.
Yo estaba viendo al techo, y él recostó su cabeza en mi pecho, estando en posición fetal junto a mí.
—Te amo— me dijo, y yo callé.
Agarré su mano, la acerqué a mí y la besé, y lo escuché soltar una risa nasal.
Él sabía que yo no le daría nada más, y se conformó con eso.

Double📺Static ··· TvCest . One ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora