I LOVE YOU, BOY | YOONMIN

18

Capítulo 18: solo.

El amanecer fue tranquilo y fresco, una bienvenida diferencia del caos que había vivido en los días anteriores. Yoongi despertó temprano, sintiendo que su cuerpo ya no ardía con la intensidad de antes. El calor febril que lo había atormentado había cedido, y su lobo interior, que había estado tan inquieto, ahora parecía dormido, satisfecho. Se levantó con cuidado de no despertar a Jimin, que descansaba plácidamente a su lado. Observó por un momento la tranquila expresión de Jimin mientras dormía, su respiración suave y rítmica. Una sensación de alivio y gratitud inundó a Yoongi; sabía que el joven había hecho más por él de lo que se atrevía a admitir.

Decidido a no perturbar su paz , se levantó y se vistió en silencio antes de salir al pasillo. Había mucho por hacer ese día, y lo primero en su lista era despedir a los Yuu, quienes regresarían a casa después de una estancia que había sido, en general, exitosa para los negocios. Se dirigió al salón donde los Yuu ya estaban preparados, con su equipaje a un lado, listos para partir. Las conversaciones eran ligeras, con los habituales agradecimientos y promesas de futuros encuentros, mientras que los papeles finales se firmaban. Yoongi, siempre meticuloso en sus negocios, se aseguró de que todo estuviera en orden.

Un poco después, Jimin bajó las escaleras. Estaba recién arreglado, su cabello ligeramente despeinado pero de una manera que lo hacía lucir aún más adorable. Aunque aún parecía un poco cansado, había una calidez en su sonrisa cuando se unió al grupo para despedirse de los Yuu. La señora Yuu, con su habitual entusiasmo, se acercó a Jimin y lo abrazó afectuosamente.

—Espero verte en nuestro aniversario de bodas, querido— le dijo con una sonrisa radiante.

Jimin parpadeó, claramente desconcertado, mientras miraba a Yoongi buscando alguna explicación. El alfa, atrapado entre la risa y el nerviosismo, dejó escapar una leve risa, rascándose la nuca de manera un tanto avergonzada.

—Oh, eso… lo olvidé por completo—admitió Yoongi con una sonrisa disculpante. —Quieren que nos unamos a ellos para su celebración.

Jimin sonrió tímidamente, aún un poco sorprendido por la invitación. —Será un honor—respondió, su voz suave y educada, aunque todavía no estaba seguro de qué pensar al respecto.

Con las despedidas hechas, los Yuu finalmente se marcharon, subiendo a sus autos con el personal que los acompañaría hasta el aeropuerto. Jimin observó desde la puerta principal cómo se alejaban, sintiendo una extraña mezcla de alivio y vacío. La casa se sentía inusualmente silenciosa ahora que todos se habían marchado. Los nuevos empleados que habían llegado para asistir durante la visita también se habían ido, dejando la mansión desierta y tranquila.

Jimin quedó solo en la casa con Jihoo, quien estaba en sillón del salón principal, dormido plácidamente después de una mañana agitada. Jimin se quedó junto a él, observando al bebé con una ternura infinita. Sin mucho más que hacer, decidió aprovechar la tranquilidad para relajarse un poco. Se sentó en el sofá, con la cabeza recostada, dejando que la paz del momento lo envolviera. Después del torbellino emocional de los últimos días, un momento de calma era justo lo que necesitaba.

Alrededor de la hora del almuerzo, el sonido de un automóvil estacionándose frente a la casa rompió el silencio. Jimin se levantó con curiosidad, llevando a Jihoo en sus brazos mientras se dirigía a la puerta. Al abrirla, encontró a Jin, que acababa de regresar con Yena. La niña, que había pasado esos días con su tío, salió corriendo hacia Jimin tan pronto como lo vio.

—¡Jiminie!— exclamó Yena con entusiasmo, lanzándose a sus brazos. Jimin apenas tuvo tiempo de pasar a Jihoo al otro brazo antes de que Yena lo abrazara con fuerza, su carita radiante de alegría.