Encuentro

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La noche había llegado y Sergio había terminado de darse una ducha donde finalmente había exfoliado su cara y consentirse un poco en su piel, le encantaba cuidarse bien.

Su habitación era en el segundo piso de su casa, aunque más que casa era una bella mansión, realmente su padre Totto se había esforzado demasiado para que jamás le faltara nada a él y su hermana, después de todo el trabajar en fórmula 1 había dado sus frutos.

Al estar en tan alto, le había parecido extraño escuchar como alguien caminaba sobre la pared, envuelto solamente en una toalla se acercó aún más cuando vio como un rubio alto cayó sobre el suelo.

Sergio soltó un grito al ver como un delincuente entraba a su habitación, soltó un grito mientras que el rubio que había entrado hacía una seña en sus labios y susurraba un "shhh".

—Checo, ¿Está todo bien?—Los pasos apresurados se oían y el extraño lo primero que se le ocurrió hacer fue besarlo.

Lo jalo de la cintura y le dio un beso comiéndose la boca del contrario cuando su hermana abrió la puerta y vio la escena.

—Agghh, simplemente eres tú siendo gay, Dios Checo al menos un poco de decencia y pon llave—Cerro la puerta y se fue lo más rápido que pudo, no quería escuchar lo que sea que haría su hermano.

El rubio iba a soltarlo cuando sintió como Checo se abalanzó más sobre el jalándolo y pegándolo más a su cuerpo.

Cuando se quedaron sin aire, se separaron finalmente y Sergio lo vio con suma atención.

Alto, güero, su playera blanca dejaba resaltar que tenía los pezones perforados y además de los tatuajes que adornaban sus brazos y cuello, su cabello crecido, algo en el le había encendido.

El rubio quería irse cuando Sergio lo detuvo.

—¿A donde chingados crees que vas malandro de primera? Ahora me cumples.

Al escuchar estas palabras, el delincuente simplemente se abalanzó sobre Sergio y comenzó una vez más a devorar su boca, y ahora que todo estaba más relajado pudo meter su lengua en todos los rincones que pudiera haber en la boca del más bajo.

El de pecas podía sentir como se mezclaba el olor de cigarrillo, alcohol y sudor en el, y eso lo hacía excitarse aún más.

El más alto arrancó la toalla de un solo movimiento dejando a la vista la notable erección de Sergio que necesitaba de atención.

—¿Te prende que un criminal te quería comer esa jugosa carne?—En un rápido movimiento se arrodilló y comenzó a lamber todo el largo de Checo, metiendo todo sin batallar solo un poco.

—Mm-mierda, que bien se siente—Checo comenzó a gemir sin tener un solo gramo de decencia, sabiendo que podía haber gente en su casa.

El de ojos azules se agarro fuertemente de las caderas de este y comenzó a follar su miembro con la boca, dejando las marcas de sus manos en su cintura.

Sergio veía esas grandes manos y largos dedos y no podía evitar volverse loco, tantos hombres y inclusive hasta realeza que podía conocer pero ninguno se igualaba a este momento.

Creía que no podría aguantar más, sentía que en cualquier momento dejaría salir todo.

—Tan poco aguantas, quien diría que un riquillo sería tan puta.

—Cállate o llamaré a la policía—el rubio aventó a Sergio sobre la grande cama que tenía en su habitación y este abrió las piernas dejando a la vista todo lo que él contrario quería.

Comenzó a lamber todo  a su paso sin piedad alguno, todo era caliente y rudo y esto le encantaba a Sergio, estaba harto de que tuvieran pudor alguno, esto era lo que deseaba.

Finalmente el desconocido se comenzó a quitar su ropa y dejó a la vista esos hermosos pechos, grades y jugosos, Sergio quería lamerlos hasta dejarlos aún más rosas si eso era posible.

El más alto dio una pequeña lamida a sus dedos y dejó salir saliva en la palma de su mano y de dirigió hacia su entrada donde metió dos dedos y Sergio movía sus caderas en busca de más.

Estaba follando los dedos del rubio, gimiendo como loco, saltando sobre los dedos de Max, hasta que sintió que necesitaba más.

—Metemela ya, déjame sentirla, esta tan grande y venosa que necesito tenerla conmigo ahora.

—Mírate, tan fino pero tan zorra.

Sin perder más tiempo, tomó su polla y la dirigió a la entrada, y sin esperar más tiempo comenzó a hacer movimientos de arriba a abajo, taladrando su entrada con todas sus fuerzas.

De un movimiento Sergio pudo estar frente a esos hermosos pechos y comenzó a dar lambidas fuertes y prenderse de ellos como si su vida dependería de ello.

—Joder, que bien los chupas, esa boquita no solo sirve para hablar.

El de ojos azules lo agarro de la cintura para ponerlo justo encima de él y comenzará a cabalgarlo, Sergio entendió lo que tenía que hacer y comenzó a brincar sobre el, de manera rápida y sabia como moverse para poder sentir extasis en él.

Juntos llegaron a su liberación, y gritaron de satisfacción, el más alto lo jalo hacia el para darle un último beso donde sus lenguas tenían una guerra, finalmente Sergio se quedó descansando en su pecho, hasta que rompió el silencio.

—¿Y cual es tu nombre?—Pregunto al final de todo lo ocurrido.

—Me llamó Max.

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⏰ Última actualización: Sep 22 ⏰

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