El idioma de tus ojos/Nayeon (Adaptación)

32. Casi tan intensa

Caminó hacia él con un leve movimiento de caderas, y una tentadora sonrisa adornando sus labios mientras dejaba caer la camisa al suelo.

-No creo que pueda hacer nada- Comentó en un jadeo.

-Yo haré todo- Susurró.

Se acomodó en la cama, gateando con cuidado de no lastimarlo, sentándose en su pelvis con las manos acariciando sus hombros. La veía fijamente, sintiendo como las llamas de sus ojos podían quemar su piel.

-La manera en que me ves ahora- Dijo en un hilo de voz -Me hace querer hacerte tantas cosas...

Encajó sus labios de manera lenta, adorando la forma en que ____ tomó sus caderas con fuerza, acercándola a él. Bajo las manos a sus pectorales, acariciando de apoco su abdomen antes de esconderse bajo la tela de su camiseta.

Parando sus acciones cuándo lo oyó quejarse.

-¿Te duele?- Pregunto con preocupación -¿Te lastimé?

-Un poco- Se quejó -Pero no quiero qué te detengas- Negó.

Podía ver cuán dilatado se encontraba aquel verde, y no pudo evitar la necesidad de arrancar aquella prenda gris que le negaba la vista a su piel. Vio el dolor nublar sus ojos, pero no alcanzo a detenerse cuándo él acunó su rostro entre sus manos y la acercó para estrellar sus labios. Ahogo un leve gemido en sus labios cuándo sintió como acariciaba el broche de su brasier, hundiendo las yemas de sus dedos en su espalda.

Iba a retirar aquella prenda que empezó a sobrar, pero un sonido la detuvo.

‹Toc, toc›

Cortaron el beso de manera rápida, respirando con dificultad y sintiendo la hinchazón que adornaban sus labios. -¿____, por qué la puerta tiene seguro? Te dije que no te pusieras de pie- Regañó una voz detrás de la puerta.

-Pensé que tus padres vendrían más tarde- Comentó Nayeon con una juguetona sonrisa en sus labios.

-Puede que haya olvidado decirte que mi madre es casi tan intensa como tú- Mencionó, escondiendo su rostro en sus manos.

-Entonces conoceré a mi suegra- Avisó con desdén.

Tomó la franela de ____ sin preguntar, posándola en su cuerpo antes de caminar hacía la puerta, manteniendo la misma sonrisa en los labios.