- Haruki, ¿puedes ayudarme a alimentar a Bellec?
Preguntó la voz suave de una anciana de nombre Aiya que caminaba en dirección a una habitación al fondo de la casa a paso lento mientras que la lluvia golpeaba los cristales de la ventana y la música que la acompañó en su vida desde la infancia sonaba en un volumen bajo ambientando esa bella tarde.
- Voy para allá, abuelita.
Contestó un niño de forma risueña mientras bajaba las escaleras de su habitación, alcanzando tras unos segundos a su abuela y tomando aquel plato que ella llevaba en sus manos.
- Yo llevo esto, abuelita. Tú ven con calma, yo iré sentando a mi abuelito y dejaré el plato en la mesa junto a la cama.
El pequeño caminó con tranquilidad por el pasillo hasta posicionarse frente la puerta de la habitación donde su abuelo yacía postrado en cama, un suspiro salió de su boca mientras que su mano tomó el picaporte de la puerta y lo giró lentamente sin hacer ruido.
Dio algunos pasos en la habitación haciendo lo que le dijo a su abuela que haría, dejar aquel plato con sopa que su abuelo comería en unos minutos, para después acercarse a la cama de su abuelo y darle un suave beso en su frente con el amor más inocente y puro que existe.
- Abuelito, despierta. Es hora de comer, ¿de acuerdo?
Tras decir aquello Haruki esperó una respuesta con ilusión, sin embargo, esta no llegó.
Ya habían pasado más de trece meses en los que él no había escuchado la voz de su abuelo, pero a pesar de eso no perdía la esperanza de volver a escuchar esa risa que tenía la persona que lo había criado como su propio hijo.- Aquí vamos, abuelito. Uno... Dos... Tres... Arriba.
Una vez el niño dijo aquello tomó suavemente los hombros de su abuelo para levantarlo de la cama.
- Eso es, abuelito. Mi abuelita ya viene, así que por favor soporta un ratito sentado, ¿de acuerdo?
Preguntó el pequeño con una sonrisa amable, sin embargo, el anciano no fue capaz de contestar absolutamente nada.
Solamente haciendo algunos quejidos por el dolor que le causaba en sus huesos abandonar la posición que tenía al permanecer acostado por horas.- Mi amor, abre la boca.
Dijo en forma amorosa la abuela mientras que acercaba la cuchara de forma lenta y algo temblorosa hacia la boca de su amado esposo con quien llevaba casi toda su vida a su lado.
Con un rostro que denotaba el esfuerzo al abrir su boca el anciano intentó pasar la comida, pero a pesar de ser una comida tan ligera como una sopa el cuerpo del anciano comenzó a toser, evitando que la comida pasase por su garganta para así alimentarse.
El rostro de la abuela se tornó en una muestra de tristeza al notar que nuevamente su amado esposo no podía pasar la comida por quinto día seguido.
Cosa que Haruki notó al instante, extendiendo su mano con dulzura y acariciando la mejilla de su abuela intentando animarla y hacerle saber que en esta difícil situación no estaba sola.- Tranquila, abuelita. Yo me encargo de alimentarlo.
Haruki sacó de la bolsa de su pantalón una pequeña caja de cartón, la cual contenía los suplementos alimenticios que se le habían recetado a su abuelo.
Colocando su cuerpo detrás de su abuelo para que así se pudiera mantener sentado mientras que colocaba la pajilla en la cajita con algo de esfuerzo por la posición hasta que tras unos segundos lo logró, rodeando con su brazo a su abuelo para así colocar aquella pajilla en los labios de su abuelo, quien comenzó a beber de este de forma débil y lenta.
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Tsunagari | Chapter 1
Mystery / Thriller¿Qué pasa cuando el dios en el que todos los que te rodean confían decide que sus creyentes no son dignos de su bondad? ¿Piensas aceptar el castigo que ha decidido para ti? ¿O piensas revelarte y ser el nuevo dios que guiará a los habitantes de tu...