- Capitulo 74 - Caona .

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Viernes 10: 12 AM

Melo. 

—Y yo te desperté... Lo lamento, come algo y hablamos después, estaré en el departamento de arriba, ya sabes en cual.— No se que le pasa, nunca es tan cortante, no es normal que me responda con tanta frialdad ni que me hable como lo hizo cuando entré, no responde y decido hablar otra vez. —Voy a subir porque Annett esta esperandome para hablar conmigo, pero te traje un regalo en la caja del desayuno; estaré esperando tu llamada.—

No responde y le beso la frente no solo para despedirme, no parece tener fiebre aunque tiene los ojos rojos; Sara tenía razón, parece que la ausencia de Ray la esta afectando y yo no soy quien para juzgar relaciones codependientes... No cuando mi dependencia ha llegado al punto en que no puedo dormir sin una camiseta usada por Jeff cuando no lo tengo cerca.

Miro instintivamente mi mano buscando mi anillo pero no está, sali de mi habitacion casi volando despues de bañarme cuando Isidro me informo de los disparos de anoche y hablar con Mani no me tranquilizó del todo aunque hizo bromas sobre Ruth perdiendo la paciencia con Domingo, la entiendo, Isidro también estuvo a punto de ganarse un tiro cuando me impidió salir del departamento...

No me atreví a mencionar el incidente porque entiendo perfectamente a Ray, con David acechando no me parece buena idea que quisiera salir y tampoco entiendo a qué. Aun no me recupero del todo de mi encuentro con él, pero después de las sesiones con Alejandro me siento orgullosa de mi misma; no niego que pude haber reaccionado mejor, pero culparme a mí misma por no tener las herramientas emocionales para defenderme no me sirve de nada, después del infierno que viví cerca de ese hombre es apenas normal que me paralice y a pesar del miedo que me atrapa cada vez que pienso en él tengo como ventaja algo que no pensé aprovechar nunca, no va  a matarme, de haber querido hacerlo me habría degollado, apuñalado o su favorito; me habría ahorcado en ese lugar, tuvo tiempo de sobra. Tambien tengo que aplaudirme el no haberme desmayado ni haberme escondido en la oscuridad y dejado todo en manos de Medusa, maldita perra; de haber sido ella en ese baño podría estar en la playa oliendo la sal del mar sin tener que preocuparme, y David pudriéndose en el infierno. Tampoco la he visto en mis pesadillas, este no es el momento para que me deje en paz, si hay un momento para que me atormente es este, sabiendo que David está cerca y que aparentemente no estoy segura en ningún lugar la necesito más que nunca.

El ascensor parece estar tardando más de lo normal y volteo para mirar al hombre que ahora me sigue literalmente hasta el baño.

— Ya que vamos a estar jugando a los siameses respondeme algo Isidro. — Digo recostandome en la pared del ascensor — ¿Que tanto sabes? —

— No se nada que no necesite saber, Señora. —

— Pero ¿qué sabes? —

Se mueve incómodo a mi lado y extiendo la mano para presionar el botón que silencia en intercomunicador en su oído antes de detener el ascensor.

—Habla. —

— Ya le dije, no sé nada. —

—Necesito saber cuanto sabes o no esperes que te confíe mi vida, se me puede safar un tiro. —

—Prefiero que se le safe un tiro antes de desafiar al Nitai, al menos usted me mataría rápido. —

— Ay ya, — volteo para encararlo. — ¿Qué sabes? —

— Mozart fue maestro de Beethoven por algún tiempo y aparentemente dijo que el muchacho podría llegar a ser buen músico si se esforzaba más. —

La carcajada me revienta la espalda con la cara de estupido que pone mientras lo miro, intenta contener la risa sin lograrlo y baja la cabeza cuando me ganan los ronquidos.

Eros -BorradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora