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—No puedes evitar tu destino por siempre Shadow, en algún momento tienes que salir de tu habitación y lo sabes.

—Es fin de semana, no tengo porque salir de aquí.

—¿Y tu trabajo?

—Pedí el día.

—Shadow...

El azabache pudo escuchar claramente como desde el otro lado de la puerta como su amigo soltaba un suspiro y se alejaba.

Era mejor así.

Ahora mismo solo quería descansar y razonar lo que había estado sucediendo en su vida estás últimas semanas.

Una siesta le vendría bien.

...

Unos golpes en su puerta no tardaron en sonar, despertando al erizo de betas rojas en el proceso.

"Seguramente es Silver" pensó, por lo que optó por simplemente ignorar el toqueteo a la puerta de su habitación e intentar volver a dormir, pero para la pésima suerte de Shadow, los golpes solo fueron incrementando impidiéndole alcanzar su sagrado sueño, cosa que lo molestó.

A regañadientes se sentó en la orilla de su cómoda y preciada cama para un par de segundos después ponerse de pie con un poco de esfuerzo y dirigirse a la puerta con algo de mal humor.

Jura que si Silver lo despertó solo para mostrarle alguna idiotez lo tiraría por el balcón del departamento.

Entonces, desbloqueó la puerta algo malhumorado y cuando la abrió se sorprendió.

Una murciélago blanca de ojos zafiro con una ropa algo reveladora pero a su vez elegante estaba en frente de él. Shadow la reconoció de inmediato: Rouge.

—¡Shadow! Hasta que por fin te dignas a abrir. Creí que tendría que esperar toda mi vida para que me abrieras la puerta —dijo mientras apoyaba su mano en su frente de forma dramática.

—Rouge —murmuró Shadow lo suficientemente fuerte como para que la murciélago escuchase.

—La única e inigualable —afirmó orgullosa—. Por cierto, te vez muy... —Shadow pudo divisar un gesto de asco en el rostro de la albina—. Silver tiene razón, luces como la mierda.

—¡Oye, yo no dije eso! —reclamó Silver, quien, por lo visto estaba detrás de la chica, detalle que Shadow no había notado.

—Pero se interpreta, querido.

—¿A qué viniste? —Shadow decidió ser directo.

—¿Por qué tan frío, querido? ¿Ni siquiera me vas a preguntar cómo la pase en mis vacaciones?

—No.

—¡Que malo! ¡Por eso las chicas no se fijan en ti! —se quejó.

—No me importa.

—Demasiado ego para pensar... —susurró Rouge para si misma, no obstante, Shadow logró escuchar lo murmurado por la chica y entonces, frunció el ceño.

—¿Qué dijiste?

—Oh, nada primor, solo que me voy a quedar con ustedes en su departamento —aclaró.

Shadow se hubiera quejado por el estúpido pronombre con el que se le dirigió Rouge hacía él, suficiente tenía con el apodo de Amy, pero ignoró esté hecho al escuchar lo último; ¿Acaso Rouge planeaba quedarse a dormir en su departamento?

Entonces Shadow pudo ver un detalle del que no se había dado cuenta: Las maletas de la murciélago estaban en la sala y... ¿Ese era un equidna?

—Así que, anda, largo de mi habitación —exigió Rouge mientras hacía un gesto con su mano que indicaba, no, que exigía que se marchara.

Esto NO era parte del plan | ShadamyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora