《34》

124 12 0
                                    


Unos pasos hicieron que San sonriera y aún más al mirar al dueño de ellos con su ropa puesta,su camisa le quedaba hasta un poquito más arriba de las rodillas, su pantalón le quedaba muy largo, quiso reír de lo gracioso que se miraba.

–Que me miras imbécil– gruñó fastidiado

–nada

– Vamos al centro comercial. No me queda nada de mi hermosa ropa y tuve que ponerme esta cosa. Me queda enorme –bufo

– Amor– hizo una pausa –¿pero hace dos semanas no fuimos de compras y trajiste mucha ropa de maternidad?

Wooyoung sonrió tímidamente y sus mejillas es encendieron – sí,pero ya no me queda nada.

San tomó las lleves del auto y tomó de la mano a Wooyoung –vamos amor.

Empezaron a caminar, pero el omega detuvo sus
pasos – Espera,nada de gruñir ni correr a las personas. ¿Entendiste? – sentencio y San volteo los ojos y guardo silencio –dije que si entendiste.

_ Sí, mi hermoso omega, entendi– con una sonrisa continuó caminando en dirección al auto.

El centro comercial estaba lleno y de un momento a otro estaba completamente vacío con el ceño fruncido volteo a ver a San

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El centro comercial estaba lleno y de un momento a otro estaba completamente vacío con el ceño fruncido volteo a ver a San.

–Choi... que hiciste.

San bufo– es que nadie tiene derecho a verte porque estás tan bonito que te querrán robar.

–San te dije que quería una salida normal. Sin un tonto alfa corriendo o gruñendo a cualquier persona que se me acerque a un metro– hablo mientras le daba unas prendas que había escogido.

– Amor, así no te molestan los olores de otras personas y tienes náuseas después. Lo hago para que no te sientas mal.

–Está bien Sannie, Tienes razón– se puso de puntillas y beso dulcemente los labios del pelinegro quien suspiro enamorado.

– Sigamos –Wooyoung siguió dándole ropa a San hasta que su estómago gruñó exigiendo comida, lo que hizo reír al alfa.

–Tengo hambre– su cara expresaba su mal humor.

– Sí, ya me di cuenta. Vayamos a la caja a pagar y después vamos a comer lo que tú quieras – tomo la mano de Wooyoung y caminaron hasta llegar al mostrador.

–¿Lo que yo quiera?– San asintió– ¿lo prometes?

–Lo prometo Wooyoung –el omega sonrió complacidoy feliz, pero su sonrisa se borró cuando vio algo que para nada le gusto. El omega que cobraba miraba de forma coqueta a San, quien ni siquiera se había percatado al estarlo mirando embobado a él.

El omega con cada prenda que pasaba por el aparato le sonreía al pelinegro,joder sí que se estaba conteniendo para no decirle unas cuantas verdades a ese omega que le coqueteaba a su Alfa.

Eres Mío Donde viven las historias. Descúbrelo ahora