Capítulo 14

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Estás entre lo que quiero tener

y lo que me da miedo tener.

—Marilyn Monroe.

Ivette Stern.

Me quedé plasmada en mi habitación, todo mi cuerpo trataba de procesar las miles de emociones mezcladas en mi interior. El mensaje de Benjamín sacudió por completo mi existencia.

¿Qué quería? ¿Cómo consiguió mi nuevo número? ¿Por qué volvió?

Las manos me sudaban a la vez que sentía como estas temblaban. Daba igual cuántas dudas y preguntas pasaran por mi mente en este momento, todo apuntaba a que lo mejor era no contestar. Había pasado mucho tiempo arrastrando mis sombras del pasado; sabía que no podía seguir viviendo en ese miedo constante. Benjamín ya no era parte de mi vida; necesitaba tener eso muy claro.

Necesitaba avanzar.

Busqué mi ropa de dormir y con prisa me metí a la ducha, algo temblorosa. Normalmente, bañarme con agua fría refrescaba mis malos pensamientos y calmaba mis nervios. Las abundantes gotas heladas comenzaron a recorrer mi piel, causando una sensación desagradable hasta que mi cuerpo pudo acostumbrarse ante aquel frío. Me tomé el tiempo de inspeccionar mi cuerpo; había cicatrices por todo lado. Tobillos, muslos, costillas, brazos y muñecas. Cada una tenía significados muy fuertes para mí, a pesar de ser claras marcas de luchas que había generado a lo largo de mi vida, aun así, me generaban mucho asco.

Me sentía sucia de alguna manera.

Al salir, volví a encontrarme con el espejo. Para mí me resultaba difícil verme reflejada ahí, mirarme, juzgarme, criticarme, odiarme. Encontrarme en la misma situación de siempre.

Veía mi cabello más seco, mi piel un poco más pálida, ojeras cada vez más notorias y me sentía más delgada.

Lo único diferente eran mis ojos, tenían un brillo diferente. Incluso inquietantes.

¿Cómo la llegada de alguien del pasado puede hacerte cuestionarte todo?

«Tú me importas, Ivette.»

Yo estaba dispuesta a cambiar; no puedo frenarme. Debo dejar de huir y enfrentar mis miedos.

Enfrentarme a Benjamín en algún momento, pero no ahora.

Me vestí con cuidado; había elegido algo cómodo, una camiseta holgada y un pantalón sencillo. Revise nuevamente el teléfono; Derek me dijo que espere un rato en lo que llegaba. Me senté al lado de la ventana mientras hacía la tarea para mañana.

Me encontraba terminando la tarea cuando el sonido sutil de la ventana me hizo sobresaltar un poco. Con cuidado fui asomándome hacia el borde y allí estaba él, Derek, con su sonrisa cómplice que reflejaba una mezcla de picardía.

Vestía un suéter de lana azul con unos jeans oscuros. Sus lentes brillaban gracias a la luz que producía la luna, haciendo poco visibles el azul de sus ojos.

—Baja —susurró, gesticulando con las manos para que lo siguiera.

No sé por qué se me pasó por la cabeza que simplemente me entregaría los apuntes así de fácil, lanzándolos por la ventana o algo parecido. El hecho de que me incitara a bajar desde un segundo piso lanzándome desde mi ventana me desconcertó un poco.

—No puedo... Estás loco, Derek —susurré de vuelta, sacudiendo la cabeza.

—Ivette, vamos. No te voy a secuestrar —dijo divertido.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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