-Como puede ver estamos ubicados en una de las mejores zonas de la ciudad y nuestros precios son bastante flexibles.
-¿Cuándo podría mudarme?
-Mañana mismo, si usted así lo desea.
-Llamaré más tarde -reviso que todo lo necesario esté en el bolso-. Y nuevamente disculpe la hora.
-No hay problema, estaré encantada de firmar el contrato con usted.
No respondo y cuelgo la llamada.
Vuelvo a echar un vistazo a mi alrededor y miro el desastre que tengo en la habitación de hotel a la que llegué ayer por la noche. No he dormido ni un minuto, desde que puse un pie en la habitación me dediqué a leer muchos artículos que puedes ser de ayuda para lo que VitaPharm necesita.
Sigo vistiendo el mismo atuendo plateado y tengo el cabello aún mojado por la ducha qué me dí hace un par de minutos.
Reconozco que probablemente fue una estupidez soltarle un tiro a Christopher, pero solo dios y yo sabemos que se lo ganó a pulso. Aunque, de lo único de lo que me arrepiento es no haber pensado en que si huía no tendría manera de volver a la central, está claro que no puedo llegar a un comando secreto montada en un taxi y llamarle a Roman tampoco es una opción, así que mi única idea es correr hasta la central. No tengo la más mínima idea de que hacer dentro del comando una vez que llegue hasta ahí, llevar vestido durante los entrenamientos de hoy está completamente descartado, pero ya será un problema para después.
Le doy un último vistazo a mi reloj que marca las 3:02 a.m y salgo de la habitación para montarme en el elevador. Dentro veo a una pareja, ambos reparan con disimulo mi atuendo y hago exactamente lo mismo, el hombre viste un conjunto negro deportivo mientras que la mujer trae una falda blanca también deportiva y una sudadera verde.
Una idea cruza mi mente y pulso el botón que detiene el elevador.
-Te ofrezco mil libras -ambos me miran sin entender-, por tu atuendo.
-Estás loca.
La mujer intenta volver a poner en movimiento el elevador y me atravieso.
-Mil doscientas libras.
Ambas sabemos su ropa no vale ni la mitad de lo que estoy ofreciendo, pero es lo único que hay y yo necesito deshacerme de este vestido.
Su acompañante intenta hablar pero ella lo interrumpe.
-No estamos interesados, amiga.
-Última oportunidad, mil quinientas libras.
Quiere repelar pero el hombre le cubre la boca con una mano.
-Trato hecho -responde.
Saco la chequera de mi bolso pero me detiene.
-Queremos efectivo.
«Qué exigente», pienso. Tomo un fajo de dinero y lo cuento para darle la cantidad acordada, ella lo recibe de mala gana.
-¿Me darás el vestido?
-Todo tuyo -me deshago de las zapatillas y siento la mirada de su acompañante- ¿Se te perdió algo?
-Disculpa -responde y me da la espalda.
Me quito el vestido y quedo únicamente en bragas antes de colocarme la falda y el top que acabo de comprar, por último me cubro con la sudadera.
-Los tenis -señalo. La mujer me mira de mala gana y a regañadientes se quita el calzado para dármelo.
Intercambiamos calzado y vuelvo a poner en movimiento el elevador. Llegamos al lobby y voy hacia la salida sin decir palabra alguna.
Es un milagro que no esté lloviendo. Ato la cadena de mi bolso a mi cintura, desde mi celular ingreso al software de la FEMF y le pido la ruta más rápida para llegar a la central, la memorizo y vuelvo a guardar todo antes de comenzar a correr. Tengo casi dos horas para llegar a la central. El frío es penetrante y la neblina me obstruye la vista, me guío con ayuda de las lámparas que adornan la avenida hasta llegar a la carretera. Corro por poco más de una hora para adentrarme en el bosque, estoy a pocos kilómetros y con cada paso el camino se vuelve más tortuoso y angosto, hasta que llego a una carretera más desolada que la anterior.
ESTÁS LEYENDO
En las garras de la Bestia [Christopher Morgan]
FanfictionLa familia Winslow ha sido una de las familias más importantes de la FEMF y Raisa Winslow es la joya de la corona. Después de que Cristopher Morgan haya vuelto de Italia, el consejo decide eliminar su paso en la FEMF y para evitarlo, Alex Morgan de...