SOMBRAS EN EL CAMINO

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Desa continuaba su viaje, la marca en su muñeca palpitando cada vez que sus pensamientos se desviaban hacia el futuro incierto. Sabía que, aunque había aprendido mucho en el Lago de los Destinos, todavía quedaba un largo camino por recorrer, y la sombra de lo desconocido se cernía sobre ella.

Al tercer día de viaje, el clima cambió repentinamente. Las nubes oscuras cubrieron el cielo, ocultando la luz de la luna que solía guiarla. El viento comenzó a aullar entre los árboles, y un escalofrío recorrió su espalda. Desa supo que algo no estaba bien. Justo cuando pensaba buscar refugio, una figura emergió de la espesura del bosque. Era Caleope.

Caleope, aunque un antiguo guerrero hábil, tiene una complexión delgada y fibrosa, lo que distinguible de otros combatientes más corpulentos. Su cuerpo es flacucho, con músculos definidos pero no voluminosos, lo que le da una apariencia ágil en lugar de imponente.

-El clima presagia algo oscuro -dijo el guerrero, su voz grave y su mirada fija en el horizonte—. La magia oscura está cerca.

Desa asintió. Había sentido lo mismo. Juntos continuaron su marcha hasta encontrar una pequeña cueva donde pudieron resguardarse de la tormenta que se avecinaba.

-Nos siguen —dijo Caleope, mientras afilaba su espada junto al fuego. -Desde que dejamos el Lago de los Destinos, he sentido su presencia.

Desa se estremeció al escuchar esas palabras. Las sombras que la habían atacado antes no la habían abandonado. Sabía que su conexión con la Espada de Luna la había puesto en el punto de mira de fuerzas oscuras, pero no imaginaba que ya estuvieran tan cerca.

-¿Quiénes son? -preguntó, tratando de mantener la calma.

-No estoy seguro -respondió Caleope. -Pero he enfrentado criaturas de la oscuridad antes. Estos son diferentes, más inteligentes... más peligrosas.

Selene, que había estado en silencio, finalmente habló. Su voz era suave, pero cargada de un conocimiento profundo.

-No son simples sombras. Son fragmentos de la oscuridad pura. Buscan consumir la luz dentro de ti, Desa. La Espada de Luna es una fuente de equilibrio, y ellos desean destruirla antes de que puedas empuñarla.

El silencio cayó sobre el grupo mientras las palabras de Selene resonaban en la pequeña cueva. Desa miró el medallón en su pecho, sintiendo el peso de la responsabilidad que llevaba consigo.

-¿Qué podemos hacer? -preguntó, su voz quebrada por la mezcla de miedo y determinación.

Selene cerró los ojos y dejó que su magia fluyera. Una luz suave comenzó a rodearla, y al abrir los ojos, respondió:

-Debemos encontrar el Templo del Amanecer lo antes posible. Allí, recibirás la guía que necesitas para dominar completamente la Espada de Luna.

Caleope asintió, pero la expresión en su rostro mostraba preocupación. Sabía que el camino sería más difícil de lo que imaginaban.

Al día siguiente, la tormenta amainó y el grupo reanudó su marcha. La presencia de las criaturas oscuras seguía latente, pero Caleope lideraba el camino con una confianza que inspiraba a Desa. Mientras caminaban, Selene comenzó a enseñarle a Desa técnicas para canalizar su magia.

-La luz de la luna no solo brilla en la noche -explicaba Selene. -Vive dentro de ti, Desa. Cada vez que la sientas en tu interior, permite que te guíe, como lo haría la propia luna.

Desa practicó, enfocando su energía en el medallón y en la marca en su muñeca. Poco a poco, comenzó a sentir un control más firme sobre el poder que fluía en ella. Sin embargo, cada vez que lograba concentrarse, un leve susurro invadía su mente, una voz oscura que trataba de hacerla dudar de sí misma.

Las crónicas de la espada de lunaWhere stories live. Discover now