Llegué jadeando y empapado de sudor al consultorio de Rodrigo. El reloj marcaba las 9:07, mi cita era a las 9:00. Rodrigo sonrió. "Buenos días, Yamilen. Otra vez tarde."
Me desplomé en el sofá, sacando una sanita del escritorio para secarme el sudor. "Ya lo sé, lo siento. Tuve que hacer muchas cosas."
Rodrigo se mostró curioso. "¿Qué cosas?"
Suspiré. "Mi mamá me puso a limpiar y a hacer el desayuno. Y también tuve que ir al banco porque no tenía nada de dinero en efectivo para la consulta."
Rodrigo asintió con la cabeza, tomando nota. "Entiendo. Parece que tienes muchas responsabilidades en casa."
Me sentí frustrado. "Sí, siempre es así. No tengo tiempo para mí."
Rodrigo se inclinó hacia adelante, con una mirada comprensiva. "Yamilen, ¿cómo te hace sentir tener que cargar con tanto?"
Respondí: "La verdad, no lo veo como cargar con tanto, simplemente ayudo en casa y también es mi culpa no organizarme mis tiempos de buena forma."
Rodrigo asintió con la cabeza, tomando nota. "Entiendo. Te sientes responsable por ayudar en casa y reconoces que no te organizas bien el tiempo. ¿Te sientes culpable por no hacerlo mejor?"
Me encogí de hombros. "Sí, un poco. Mi mamá siempre me dice que soy desorganizado y que debería hacer las cosas más rápido. Creo que tiene razón."
Rodrigo sonrió suavemente. "Yamilen, la culpa puede ser un motivador, pero también puede ser un obstáculo. ¿Qué crees que pasaría si dejaras de lado la culpa y te enfocas en encontrar soluciones para mejorar tu organización y gestión del tiempo?"
Me quedé pensativo. "Probablemente tendría más tiempo para mí y dejaría de enojarme tanto o frustrar me por cualquier cosa que no me sale bien."
Rodrigo asintió. "Exacto. Al dejar de lado la culpa y enfocarte en mejorar tu organización y gestión del tiempo, podrías ganar más espacio para ti mismo y reducir el estrés y la frustración. ¿Te parece que eso podría mejorar tu calidad de vida en general?"
Reflexioné por un momento antes de responder. "Sí, creo que sí. Me siento siempre agobiado, como si no pudiera hacer nada bien. Si pudiera cambiar eso, probablemente sería más feliz."
Rodrigo anotó algo en su libreta. "Me parece que hemos identificado un objetivo importante para trabajar, Yamilen. ¿Estás dispuesto a trabajar en eso durante nuestras sesiones?"
Asentí con la cabeza. "Sí, estoy dispuesto. Quiero cambiar."
Rodrigo sonrió. "Excelente. Ahora, ¿hay algo más que quieras hablar o compartir?"
Me incliné hacia adelante, con una mirada preocupada. "Rodrigo, hay algo más que me preocupa. Voy a entrar a la universidad pronto y no sé si estoy listo."
Rodrigo se interesó. "¿Qué te preocupa específicamente sobre la universidad?"
Me encogí de hombros. "No sé si podré manejar el trabajo académico, las responsabilidades en casa... todo al mismo tiempo. Me siento abrumado solo pensando en ello."
Me encogí de hombros. "No hay una explicación para mi ansiedad, simplemente tengo miedo a vivir, o vivir de una forma que yo no quiero, y caer en la monotonía."
Rodrigo asintió con la cabeza, comprendiendo. "Entiendo. No es solo la universidad, es el miedo a vivir una vida que no es la que deseas."
Asentí, con una mirada intensa. "Sí, exacto. No quiero caer en la monotonía, en la rutina. Quiero vivir de verdad."
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El Llanto de un Alma
Teen Fiction"Yamilen, un joven con un pasado marcado por la adversidad, se embarca en un viaje de autodescubrimiento para encontrar su propósito y su lugar en el mundo. A través de sus experiencias, explorará temas universales como la identidad, la resiliencia...