16: Día de descanso.

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[Five]

Viernes...

——¿Por qué hoy se te ocurrió la brillante idea de salir a pasear?

Llevaba de la muñeca a Michelle que solo hacía berrinches como una niña chiquita.

La verdad era tierna cuando se comportaba así.

——Nena, solo nos quedan tres días en Hawái.

——¿Y eso qué? Ésta isla me odia.

——Claro que no, solo siente tu mala vibra ——le sonreí burlesco.

——Ja, ja, ja, que divertido.

La llevé hasta los muelles del hotel.

——¿Qué haremos aquí?

Seguí caminando por uno de los muelles hasta que paramos frente a un pequeño yate blanco.

Sonreí ampliamente bajando mis lentes de sol.

——Daremos un paseo en yate.

——¿Sabes manejar esa cosa?

——Por supuesto, no hay nada que no sepa que hacer.

La solté para apoyarme en la plataforma de la popa y subirme al bote.

Luego volví a extenderle la mano, ella me miró insegura.

——¿Esto es seguro?

——Tengo licencia para manejar botes, ya ven, mujer.

Al principio lo dudó, pero finalmente suspiró resignada y tomó mi mano.

Estiró la pierna como una muñeca Barbie sin articulaciones y la apoyó en la plataforma, reprimí una risa porque sabía que se enojaría.

Pasé un brazo alrededor de su cintura y la cargué un poco para terminar de subirla, soltó un chillido de susto.

——¿Y qué tal? ¿Te gusta?

——No es como que sea experta en yates de lujo, pero está lindo.

Besé suavemente su frente y la llevé conmigo a las escaleras que llegaban a la cabina de mando.

Ella miraba a su alrededor fascinada.

——¿Es de tu familia o tuyo?

——No, mi familia no tendría un yate tan modesto.

Pude ver como trató de disimular la mueca de incredulidad ante mis palabras.

Eso me gustaba tanto de ella, lo expresiva que era.

——Pero no, es del hotel. Solo lo alquilé por unas horas.

Se posó a un lado mío viendo por la ventana el mar azul claro que brillaba con el sol.

Una pequeña sonrisa creció en sus labios, eso era lo que quería.

El día de ayer me tocó una situación que pedía internamente porque nunca me sucediera.

Consolar a alguien.

Soy un asco para eso, solo sé sentarme al lado de las personas y darle palmaditas en el hombro.

Pero con ella fue tan distinto, como si quisiera abrazarla hasta que todo su dolor pasara a mí. Me jodia no poder hacer nada, pero traté de dar lo mejor de mí para ella.

Así que ahora había planeado un día para ella dónde pudiera olvidarse por un rato de todo.

Me pasé por el culo la preparación para la despedida de soltero de Luther mañana, pero si era para verla sonreír, valía la pena.

Finge ser mi novia - Five Hargreeves Donde viven las historias. Descúbrelo ahora