20. Ataque - Segunda parte

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En los bosques que rodeaban Qiong Ding sólo se escuchaba el sonido de espadas chocando, el suelo de tierra se manchaba de sangre a la vez que cuerpos caían. Yue HuiYi luchaba con tanta gracia que parecía un hada de los bosques, sus pies apenas tocaban el suelo cuando se lanzaba a atacar a cualquier que se acercara a ella, sus ropas del Pico Bai Zhan ni siquiera estaban manchadas de sangre cuando atacaba a cualquier soldado Wen que se pusiera en su camino. Una aguja voló cerca de su rostro, clavándose en la garganta de un soldado Wen que cayó de espaldas muerto, se giró con una sonrisa.

- ¡Gracias, WangWang! - gritó saludando a su hermana gemela con la mano.

- ¡Idiota, mirá lo que haces! - grito Yue Wang mientras ella misma se ocupaba de soldados Wen.

A pesar que el Pico Qian Cao no se especializaba en pelea, tenían un estilo propio de combate que mezclaba las artes marciales con puntos de acupuntura, Yue Wang tenía su espada, FengHuò (1), de una brillante hoja color verde y detalles en oro rosa, pero su especialidad era combatir con agujas de acupuntura. De vez en cuando usaba sus manos para pulsar puntos de acupuntura y paralizar a soldados para que Yue HuiYi con su espada FengQing (2) se encargara de ellos, la especialidad de Yue HuiYi eran los ataques veloces, era tan rápida y habilidosa con su espada que no veían cuando se acercaba hasta que era demasiado tarde y tenían el filo de FengQing atravesando sus cuerpos antes que el Hada de la Batalla volviera a alejarse.

Claro, Yue Wang también tenía su propia especialidad, retrocedió varios pasos junto con varios discípulos de Qian Cao quienes ya tenían máscaras y lentes cubriendo sus rostros.

- ¡Ahora! - grito Yue Wang.

Rápidamente, los discípulos de Bai Zhan, se colocaron máscaras parecidas a los de Qian Cao en sus rostros antes que una esfera cayera frente a los invasores Wen que vieron como esta se abría y comenzaba a liberar un miasma oscuro, al respirarla comenzaron a toser y sus ojos se inflamaron hasta quedar ciegos, ni siquiera podían gritar antes de caer al suelo retorciéndose de dolor o que una espada los cortara. La especialidad de Yue Wang eran los venenos... y Bai Zhan agradecía tenerla de su lado.

Quizás no podía crear una cura para Sin Cura que no estuviera relacionada con los Demonios Celestiales (si tan solo su Yuan ge y su Luo ge le permitieran experimentar un poco más... pero era un caso perdido) pero podía extraer todo tipo de venenos para volverlos aún más letales. Nuevamente: ¡Bai Zhan agradecía tener a Yue Wang de su lado! El veneno comenzó a depejarse lentamente, los soldados Wen sostenían sus espadas pero no tenían el valor de acercarse a los discípulos de Bai Zhan que sostenían sus espadas mientras los de Qian Cao se encontraban a unos pasos de ellos sosteniendo más de esas extrañas esferas. De repente, el cielo se ilumino de rojo, cuando los soldados Wen vieron aquello, rápidamente comenzaron a retirarse corriendo. Yue Wang quería pensar que realmente se estaban retirando, pues no quedaban muchas más bombas de veneno y no sabía cuánto más resistirían.

- ¿Crees que se hayan rendido? - preguntó HuiYi a su hermana.

- No estoy segura... - Yue Wang miró el cielo de nuevo, esta vez vió a A-Mao acercarse hasta donde se encontraban, el ave espiritual dejó caer algo que la gemela menor atrapo, solo había un dibujo en la tablilla: una flor de loto negra. - Luo ge y A-Die han regresado... quizás por eso se retiran.

- ¡Que bien! - festejó Yue HuiYi dando un salto. Tan pronto como lo dió, se quejó - auch... auch...

- ¡Idiota! ¿¡Cuándo te hirieron!? - reclamó Yue Wang a su hermana mientras la sujetaba - vamos... ¡Todos los de Qian Cao! ¡Busquen a los heridos y llevenlos a Qiong Ding! ¡El líder de Secta ha regresado!

- Jeje... WangWang se preocupa mucho por su jiejie - se rió HuiYi - no es nada... sólo un rasguño.

Yue Wang puso los ojos en blanco. Había aprendido que su hermana llamaba "solo un rasguño" a una herida que podría haber cortado todo su vientre y dejado sus viseras expuestas. No podía confiar en la resistencia al dolor de Yue HuiYi.

El Loto Rojo de Cang QiongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora