Capítulo 23

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Los primeros rayos del sol acarician mi rostro, no me molestan, se siente agradable. El olor a café recién hecho inunda la habitación.

Ash debe haber hecho café.

Unos golpes leves suenan en la puerta de mi ahora habitación.

—¿Estás despierta? — Susurra una Ashley sonriente mientras se acerca a mi cama.

—Sí...— Digo mientras me estiro y froto mis ojos.

—Hay café recién hecho y he hecho croissants a la plancha. — Dice mientras se sienta en la cama. — ¿Qué tal has dormido?

—Hoy no he tenido pesadillas, así que es un logro...— Digo sonriendo.

—Me alegro mucho, Rub.— Se levanta de la cama y me mira con una sonrisa. —Acuérdate que hemos quedado para comer en casa de Igor y Brooke.

Asiento mientras me siento al borde de la cama mirando mis pies.

Por fin he conseguido poder andar por mi cuenta, pero aún no puedo estar sola, así que ahora tengo a tres idiotas detrás de mí, como si fuese una cría.

Me levanto de la cama y camino hasta la cocina, donde se encuentra mi amiga sentada en su isla mirándome fijamente.

—¿Has podido bajar sin problema?

—Mi mayor problema es que pareces mi niñera.

—Te he dejado bajar sola sin mirarte.

—Ashley, no estoy paralítica. Estoy en recuperación. — Digo cruzándome de brazos.

—Pero Ruby, aún estás delicada.

—Otra vez con eso. — Me acerco a la silla y me siento. — Estoy bien, ando bien, me puedo mover, como bien...— Agarro la taza de café y la miro. —Deja de estar tanto encima de mí, no soy una cría.

—Pero...

—Pero nada. — Me tomo el café y el croissant en silencio, mirando el teléfono.

Me agota que esté todos los días encima de mí, pero tanto ella como los otros dos.

Termino de desayunar y me levanto para dirigirme a la habitación.

—Ruby...

—Voy a prepararme.

—Avísame si necesitas ayuda...— Asiento sin mirarla y me dirijo al cuarto. Observo mi ropa; opto por unos pantalones negros de tiro alto con pata de elefante, una camisa blanca y un corsé negro, junto con unos mary jane negros bajos. No estoy acostumbrada a tacones tan bajos, pero es lo único que puedo usar sin matarme.

Me doy una ducha, me arreglo y me visto. Me quedo por un momento mirando mi cara en el espejo; mis mejillas vuelven a estar rojizas y mi piel recuperó su color... Pero aún hay algo que no me hace sentirme yo misma.

Unos golpes en la puerta del baño hacen que vuelva en mí.

—¿Qué pasa Ash?

—Quería saber si estabas bien.

—Sigo viva.

—¿No estás mareada? — Abro la puerta de golpe, cosa que hace que Ash se sobresalte. Me cruzo de brazos mirándola molesta.

—Ashley, no me he mareado nada más una vez desde que he salido del hospital, estoy bien. — Salgo del baño y me siento en la cama mirándola.

—Perdona que sea tan pesada... No quiero que te vuelva a pasar nada...— La miro sonriendo.

ECLIPSE© -PARADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora