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La mansión estaba sumida en una calma engañosa, una tranquilidad que se sentía fuera de lugar. Sunghoon siendo un alfa acostumbrado a la violencia y la intensidad de su mundo, se encontraba sorprendentemente en paz por primera vez en mucho tiempo. A los días, su herida había sanado completamente, como si nunca hubiese existido. Era algo que no podía explicarse del todo, pero estaba agradecido. El alivio de no tener que preocuparse por su estado físico le permitió concentrarse en sus responsabilidades sin distracciones.

Aquel día lo pasó junto a su padre y Dimitri. Los tres supervisaron la selección de los mejores escoltas para su ejército de sicarios. Las pruebas que realizaron eran despiadadas, diseñadas para seleccionar solo a los más fuertes, los más rápidos, y sobre todo, los más letales. Sunghoon observaba en silencio cómo los hombres eran llevados al límite de su resistencia, obligados a demostrar su valía con cada gota de sudor y sangre. Solo los más duros sobrevivieron, y de los que quedaron, solo un puñado pasó las pruebas sin sufrir heridas graves.

Seung-o se dirigió a su hijo con un tono grave pero lleno de autoridad.

—Sunghoon, ve al auto. Yo me encargaré de los detalles que faltan. —ordenó sin mirarlo.

Sunghoon asintió sin dudarlo, lanzando una última mirada a los cincuenta hombres que habían sido seleccionados. Sabía que podía confiar en ellos; sus habilidades habían sido probadas hasta el extremo. Con una sensación de satisfacción silenciosa, comenzó a caminar por el bosque, siguiendo el sendero que lo llevaría de vuelta a la mansión. El sol apenas se filtraba entre las copas de los árboles, creando sombras alargadas que hacían que el entorno pareciera más oscuro de lo que era. Cuando llegó a la entrada trasera de la mansión, los guardaespaldas abrieron las puertas sin dudar, permitiéndole el paso.

El primer lugar al que sus ojos se dirigieron fue hacia la piscina en el patio. Allí, tumbado en una de las sillas, se encontraba Jake. El omega estaba reclinado bajo el sol, luciendo completamente despreocupado mientras se bronceaba. No parecía estar preocupado por el peligro que acechaba fuera de los muros de la mansión, ni por la tensión creciente en el ambiente.

Qué irritante. Pensó Sunghoon mientras observaba cómo Jake disfrutaba de su descanso, ajeno al caos que rodeaba su mundo.

Sin hacer ruido, Sunghoon se acercó a una de las muchas mesas del patio, donde encontró un pequeño vaso y llenó con agua de la piscina. Con una sonrisa maliciosa en el rostro, caminó de vuelta hacia Jake y, sin previo aviso, arrojó el agua fría sobre él.

El impacto fue inmediato.

—¡¿Pero qué demonios te pasa, Sunghoon?! —gritó Jaeyun, saltando de su silla con una mezcla de sorpresa y furia. El agua goteaba de su cabello y corría por su piel, haciéndolo temblar por el contraste con el calor del sol.

Sunghoon no pudo evitar soltar una carcajada mientras veía al omega maldecir y agitarse, furioso por lo que acababa de ocurrir. Para el alfa, esta era una pequeña victoria. Había logrado molestar al omega, algo que siempre le resultaba entretenido. Con una sonrisa satisfecha, se dio la vuelta y entró en la mansión, ignorando los gritos y protestas de Jake.

Jake, por su parte, salió de la piscina como un volcán a punto de hacer erupción. Su cuerpo temblaba, no solo por el frío del agua, sino por la furia que sentía ardiendo en su pecho.

—Lo voy a matar... —Dijo, con los puños apretados mientras se dirigía rápidamente a su habitación. Cada paso que daba resonaba con la determinación de devolverle a Sunghoon la broma, pero sabía que primero debía calmarse.

Entró en su cuarto y se dirigió directamente a la ducha. El agua caliente corrió por su piel, lavando los rastros de los químicos de la piscina y calmando los músculos tensos. Mientras se duchaba, intentaba despejar su mente de la ira y el odio que sentía por el alfa. Sunghoon siempre sabía cómo sacarlo de sus casillas, pero Jake no iba a permitir que eso le afectara más de lo necesario. No voy a darle el gusto, se dijo a sí mismo, intentando convencerse.

• 𝐅𝐀𝐓𝐄𝐃 • | ʲᵃᵏᵉʰᵒᵒⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora