Capítulo 4

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Sobre el brillante suelo de nogal lacado, en el centro del gimnasio principal, Kageyama esparce la sal que ha purificado esa misma noche en un círculo perfecto de metro y medio. Luego, ajustando milimétricamente su caminar, hace lo mismo dentro del círculo para trazar un pentáculo. Esto creará una zona de purificación en la que, con suerte, él y Teru podrán atrapar al espíritu más tarde. Teru monta guardia junto a la puerta del gimnasio. Realmente es increíble, piensa, lo concentrado que puede llegar a estar Kageyama cuando se propone algo. Teru mataría por ser capaz de hacer cualquier cosa con ese nivel de precisión.

Cuando Kageyama retrocede, parece pálido.

"¿Nervioso?", pregunta Teru.

Kageyama asiente.

"¿Es la primera vez que sales de noche?".

Kageyama asiente de nuevo. Luego frunce ligeramente el ceño. "¿Por qué sonríes?"

Teru rodea con un brazo el hombro de Kageyama y tira de él, empieza a dirigirse al pasillo que lleva al resto de la escuela. "Me estoy dando cuenta de que hay muchas cosas que podría enseñarte sobre ser malo y romper las reglas", dice. Kageyama huele a limpio y a pasta de dientes. A Teru le hace feliz.

"Pero no lo harás", dice Kageyama, entrando en materia. "Porque ahora eres bueno". A su vez, Kageyama rodea la cintura de Teru con el brazo, de modo que caminan agarrados el uno al otro. Kageyama es fuerte, pero tan gentil. El corazón de Teru da saltos de alegría.

"Ser una buena persona y ser un buen chico son dos cosas muy diferentes", dice Teru.

"Hmm", dice Kageyama, con esa sonrisita tímida en la cara. "No sé si estoy de acuerdo".

"¿Has oído eso?"

"¿Qué?"

"Escucha".

Se detienen en mitad del pasillo, abrazados. Por encima de ellos, brevemente, se oye un sonido... y luego desaparece.

"Huh", dice Teru.

Hace una pausa. "Si vamos a registrar la escuela, deberíamos separarnos", dice Kageyama. El corazón de Teru se hunde un poco. Sabe que Kageyama tiene razón, pero dejar ir a Kageyama es lo último que quiere hacer en este momento. Teru necesita toda su fuerza de voluntad para apartarse.

Se separan en el vestíbulo principal. Teru toma la escalera oeste, Kageyama la este. La escuela tiene cuatro pisos. La mayoría de las aulas de primer año están en el tercer piso. Empiezan por la segunda planta.

La escuela de noche es espeluznante. Todo oscuro y brillante por la luna, y Teru solo por todo ello. A Teru le parece extraño que, esté en el lado de la escuela que esté, pueda ver la luna llena colgando brillante en el cielo fuera de la ventana, blanca como un somnífero.

La ventana del aula 4-D se ha dejado abierta, dejando entrar la fresca brisa nocturna, y Teru puede oír grillos fuera. La cierra.

Las inspecciones de las aulas de la segunda planta transcurren sin incidentes. Como todas pertenecen a alumnos de cursos superiores, Teru no reconoce ninguno de los nombres garabateados en la pizarra. Él y Kageyama trabajan al mismo ritmo y se encuentran en medio.

"¿Nada?", pregunta Teru. Kageyama niega con la cabeza.

"No reconozco ninguno de estos nombres", dice Kageyama, sonando un poco arrepentido.

"Genial, yo tampoco", dice Teru. "¿Puedes sentir algo?"

"Es más o menos la misma cantidad de energía espiritual que había durante el día, distribuida por todo el edificio", dice Kageyama. "Pero de vez en cuando, se dispara en un lugar al azar. Aunque nunca donde estoy yo".

El Gran Vacío - TerumobDonde viven las historias. Descúbrelo ahora