IV

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¡¡Buongiorno, amore mio!!

¿Recuerdas cómo desperté en la mañana? Mi cabeza se encontraba un poco más abajo de tu ombligo, y mi cuerpo descansaba en tus piernas; a medida en que abría mis ojos me di cuenta en dónde estaba. Tu habitación. Nuestros cuerpos semi desnudos, las sábanas desorganizadas y la ropa en el suelo; te di besos en el abdomen lenta y dulcemente hasta llegar a tu boca. Aún no despertabas, y tus ojos se veían descansados. Siempre me han gustado, son pequeños y, tus pestañas son casi invisibles, el iris es café oscuro casi como el negro; pero más me gusta cuando te diriges a mí y me veo reflejada en tu mirar, ése que tantas veces previno un llanto y que otras tantas lo provocó.

-Hey, mo gradh, despierta.

-¿Y no seguirás con lo de hace un rato?- Sonríes con malicia, no te encontrabas durmiendo.

Ni te imaginas, cariño. No sabes las ganas que tengo de realmente amanecer bajo tu brazo, besarte el cuerpo y susurrar que te amo; no sabes las ganas que tengo de que vos despiertes a mi lado y comiences a besar mi cuello, que te pongas encima de mí e iniciemos el ritual de eso que llaman amor.

He decidido escribirte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora