Capítulo XXXIV

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Al otro día...

Como lo dije, la incertidumbre no me había dejado descansar.
Nos terminamos yendo de la fiesta a eso de las tres de la mañana, en donde los Lynch nos hicieron favor de traernos a Amber y a mí a nuestro departamento para que Hailey y Summer pudieran irse directamente hacia sus casas.
Antes de bajar del auto de los chicos, Ross me recordó mi sorpresa y me dijo que pasaría por mí hoy a las ocho de la noche, que eso sería en veinte minutos más o menos.

-Trata de estar tranquila, corazón- Amber se encontraba conmigo en mi habitación ayudándome a maquillarme.

-No puedo estarlo, aunque también estoy algo intrigada por saber con qué me sorprenderá- solté un suspiro y ella soltó una risita.

-Yo solo te diré que te calmes, debe de ser algo bueno- entrecerré mis ojos hacia ella. Desde que escuchó que Ross pasaría por mí ha estado actuando de forma misteriosa.

-¿Tú sabes?- la señalé y ella rió.

-Yo no sé nada.- alzó sus manos en señal de rendimiento- Ya estás lista-

Me miré en el espejo y en efecto, ya estaba lista, solo me faltaba ponerme mis converse. De verdad que Amber sabía maquillar mucho mejor que yo.

-Algo en mi interior me dice que sí sabes algo- me levanté del pequeño banco en el que estaba sentada en lo que me maquillaba y caminé hasta mi armario para agarrar mis tenis- pero lo confirmaré cuando esté con Ross- los tomé y fui hacia mi cama para sentarme y ponérmelos bien- por cierto, gracias por maquillarme-

-Cuando estés con él sabrás si era verdad o no, mientras no me puedes culpar- sonrió- y no hay de qué-

-Te tengo una pregunta- amarré mis converse- ¿cómo contactaste a Ross?-

-El mismo día en que aceptaste ir a la fiesta tomé tu celular cuando fuiste al baño, ya estábamos en el trabajo. Y bueno, lo llamé de ahí para contarle mi plan, después quedamos en ponernos de acuerdo por instagram y antes de que regresaras y vieras que había una llamada con Ross, la borré de tu historial- explicó y yo la miré sorprendida.

-Y así no quieres que piense que no sabes nada de lo de hoy- negué con la cabeza y después reí- buena manera de hacerlo- tomé mi celular y vi que tenía un mensaje de Ross.

-¿Qué dice?- preguntó refiriéndose al mensaje que me llegó.

-Que llega por mí en cinco minutos- tomé un respiro profundo.

Malditos sean los nervios.

[...]

Habían pasado quince minutos y ahora me encontraba con Ross dirigiéndonos hacia el lugar. Los dos nos encontrábamos en silencio; yo porque los nervios no me dejaban hablar y él porque no quería darme pistas de a dónde iríamos.
Aunque he de decir que estamos transitando por calles bastantes conocidas para mí.

¿Será que...?

-Llegaremos en menos de cinco minutos- me sacó de mis pensamientos y yo volteé a verlo con una sonrisa nerviosa.

-Bien, la incertidumbre desaparecerá pronto- comenté y él rió.

-No tienes que estar nerviosa- siguió mirando el camino mientras me tomaba de la mano- esto es algo parecido a las otras citas que hemos tenido, solo que con algo extra-

-¿Algo extra?- levanté una de mis cejas y él asintió.

-Ya lo verás- y después de decir eso estacionó su auto.

Estábamos fuera del edificio abandonado, aquel donde lo traje el día en que yo hice la cita.

Bien, mi intuición no me falló.

Bajó del auto y corrió hacia mi lado para abrir mi puerta- Gracias.- murmuré y bajé. Cerró el auto y extendió su mano hacia mi. La tomé y me guío hacia la puerta- Tengo muchas preguntas-

-Puedo imaginarlo- íbamos hacia arriba, justo como hace unos meses, solo que ya había anochecido- y créeme que las responderé-

Habíamos llegado hasta el último piso; abrió la puerta y una ráfaga de aire pasó despeinando mi cabello hacia atrás. Salimos y no pude evitar quedarme estática en mi lugar.

Oh...

Por...

Dios...

-Ross...- susurré mirando a mi alrededor.

Ross había decorado con luces colgadas y algunas velas distribuidas en esta parte del edificio, luces que acompañaban el paisaje de los edificios y casas de San Francisco que también tenían sus luces prendidas, había algunas rosas color rosa situadas en una mesa, que tenía encima unas cajas de pizza y un vino junto con dos planos y dos copas, pude ver también una hielera al lado de la mesa, y encima de uno de los muebles que se encontraban aquí arriba estaba el estuche de una guitarra.

Todo esto me confirma que Amber sí sabía de esto porque estoy segura de que fue ella quien le ayudó porque están todas las cosas que me gustan.

Se posicionó detrás mío- ¿Te gusta?- susurró en mi oído.

-Me encanta- sonreí y seguí admirando todo.

-¿Cenamos?- se paró frente mí y volvió a extender su mano hacia mi.

-Vamos- la tomé y caminamos hacia la mesa.

-Alguien me dijo que tu cita perfecta incluía pizza, así que es por ello que las he traído- ambos nos sentamos y yo reí.

-Sé que Amber te ayudó- abrió una de las cajas y agarré un trozo de pizza para después ponerla en mi plato.

-Bueno, era parte del trato- imitó mi acción- cuando ella me habló para decirme que viniera a sorprenderte en la fiesta, le pedí que me ayudara con esta sorpresa-

-Y vaya que los dos han hecho un buen trabajo-

[...]

Las horas habían pasado rápido; Ross me había estado contando cómo le había ido en la gira y lo que había hecho en sus horas libres, que era turistear, ir a comer o ir a algún bar por las noches. De igual forma yo le estuve contando cómo estuvieron mis evaluaciones y lo que había estado haciendo tanto en el trabajo y en mis días de flojera.

La noche estaba preciosa, el cielo estaba estrellado y la luna también estaba presente iluminándonos. Era una noche perfecta al lado del chico perfecto.

-La razón de hacerte esta cena, a parte de porque te había extrañado estas semanas, es porque tengo algo que decirte, algo que había estado pensando en todo este tiempo y que hace semanas atrás, cuando estábamos hablando por teléfono, casi lo hice ahí mismo- se levantó de la mesa y por tercera vez en la noche estiró su mano hacia mi para que yo la tomara, y así lo hice. Nos guió hacia un extremo del edificio, en donde se podía apreciar el puente de San Francisco- pero no lo hice porque quería que fuera especial porque tú eres una chica especial.- ambos seguíamos tomados de la mano, viéndonos frente a frente- Causaste algo en mí que me dejó flechado, tanto así que comencé a buscarte, sin miedo a decirlo en aquella entrevista, y créeme que lo hice para que pudieras verlo y me dieras alguna señal, y sirvió porque lo hiciste, subiste aquella historia en donde me etiquetaste y ahí pude confirmar que eras tú- sonrió- y quise arriesgarme, arriesgar todo y conocerte y créeme, ha sido la mejor decisión que he tomado-

-Ross...-

-Estoy enamorado de ti, Bella- sonrió y negó con la cabeza- estoy enamorado de cada parte de ti, de tu sonrisa, de tus ojos, de tus momentos de fan que te hacen sentir apenada conmigo porque piensas que me incomodaré y te pones
nerviosa al punto de sonrojarte, de cómo me haces sentir y de la conexión que tenemos, y es por ello que te pregunto... ¿Puedo ser tu novio? Y hago así la pregunta porque para mí sería el honor que me dejaras ser tu novio-

Mi cabeza estaba procesando todo lo que Ross me había dicho, esas palabras que sin duda llegaron a mi corazón y que ahora me tienen con un nudo en la garganta haciendo esperar a Ross con mi respuesta.

-Claro que sí, y créeme que para mí es un honor también que yo pueda ser tu novia- y en este caso fui yo quien rompió la poca distancia que había entre los dos y junté nuestros labios en un beso, en nuestro primer beso como novios.

Look At The Stars- Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora