Capítulo 1: Fina en París

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La encargada de la sección de perfumería de la Galerie Armand levantó su mirada de la pila de papeles que había estado ordenando durante las últimas dos horas, suspiró y se quedó unos segundos embobada mirando por la ventana de su pequeño despacho. París en otoño, su época favorita en la ciudad. A Fina le encantaba perderse entre las avenidas y parques parisinos contemplando como las tonalidades de las hojas de los árboles se transformaban y alcanzaban esos colores rojizos y marrones propios de la época.

- Señorita Valego, la señorita Peguez pregunta por usted. La está esperando en la tiendaChloé, su ayudante interrumpió los pensamientos de su jefa y la obligó a volver a la realidad.

- Gracias, Chloé, invítala a pasar al despacho.

Esther... Habían pasado ya cuatro meses desde la última vez que se habían visto, el día en el que Fina fue al piso que ambas compartían para recoger sus cosas y poner punto final a su relación sentimental. Debía tener algo importante que decirle si después de tanto tiempo se presentaba en su trabajo en mitad de la jornada laboral.

Al cabo de pocos minutos, la ayudante apareció de nuevo por el despacho, esta vez acompañada por Esther.

- Señorita Valego, si no me necesita bajaré a comprobar unos pedidos al almacén general.

- Sí, sí, cierra la puerta al salir, Chloé, por favor. – La ayudante asintió y se marchó cerrando la puerta con delicadeza.

- Esther... vaya sorpresa, no esperaba volver a verte tal y como acabaron las cosas entre nosotras. – balbuceó Fina

- Fina, he dudado mucho si venir aquí o no, pero no tenía otra forma de contactarte. Verás, hace tres días llegó esta carta para ti desde Toledo, imagino que quien la ha enviado no tenía conocimiento de que te has mudado. – Esther sacó de su bolso una carta y la depositó en la mesa del despacho, en el único espacio que los papeles de la Galerie no ocupaban.

- No lo entiendo... Mi padre ha estado escribiéndome a mi nueva dirección desde que me mudé, nadie más me escribe desde Toledo. – Fina miró con preocupación hacia la carta y estiró su brazo para alcanzarla. - ¡Es de Digna! Mi padre debió decirle en algún momento donde vivía aquí en París, pero no la puso al corriente de mi mudanza. Muchas gracias, Esther, por habérmela traído, estoy segura de que se debe tratar de algo importante.

- De nada, eso imaginé, que sería importante. No quiero entretenerte más, sé que tendrás mucho trabajo. Adiós. – La pelirroja se dio la vuelta dispuesta a marcharse.

- Esther, espera... me alegro mucho de haberte visto, siento que las cosas acabaran así entre nosotras. Ojalá podamos tener una relación de amistad algún día.

- Algún día. – Esther salió del despacho cerrando de nuevo la puerta.

Fina contempló con extrañeza y miedo la carta, respiró profundamente y procedió a leerla. Malas noticias; Digna explicaba como en las últimas semanas la salud de su padre había empeorado, parecía tener una dolencia cardíaca, pero él se resistía a que los médicos le examinaran pese a los achaques que mostraba cada vez más a menudo.

Esa noche apenas pudo pegar ojo, a pesar de que en París se había podido desarrollar profesional y personalmente, aún le pesaba haber dejado a su padre en Toledo años atrás. La idea de que ahora él la necesitara más que nunca y ella no estuviera a su lado la estaba matando y solo podía pensar en volver para cuidarlo y acompañarle. Volver, cuanto antes, era ya su única prioridad.


Toledo - París - ToledoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora