CAPITULO 13

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Masaru no se había despegado de Zoro ni un instante, el dolor en su pecho se intensificaba con cada mirada a la herida profunda que atravesaba el torso del espadachín

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Masaru no se había despegado de Zoro ni un instante, el dolor en su pecho se intensificaba con cada mirada a la herida profunda que atravesaba el torso del espadachín. A su lado, Nami mantenía su expresión de desesperación, cada segundo que pasaba parecía un eternidad. Luffy había salido corriendo en busca de ayuda, y cuando regresó con Zeff y Sanji, Masaru sintió un pequeño alivio, pero la angustia seguía ardiendo en su interior como un fuego inextinguible.

Nami, incapaz de contener su frustración, estalló:

— ¿Es un chiste? ¡Necesita un médico de verdad!

Masaru entendía su preocupación, y aunque su corazón se desgarraba, se mantuvo en silencio, confiando en aquellos que habían llegado. Su fe era lo único que lo mantenía en pie, pero la ansiedad lo devoraba.

Zeff, con una mirada feroz, se dirigió a Nami.

— ¿Quieres salvar a tu amigo o no? —preguntó, su tono lleno de autoridad.

Masaru observaba, su mente nublada por el miedo mientras Zeff sacaba de su canasta cuchillos, un pescado y una botella de licor. La confusión se apoderó de él, pero no se atrevió a cuestionar; su única preocupación era Zoro.

Usopp, visiblemente alarmado, se atrevió a preguntar:

— ¿Eso es para esterilizar la herida?

Zeff lo miró con desdén.

— Claro que no. Sería un desperdicio de un buen licor.

Mientras Sanji comenzaba a preparar los ingredientes, Zeff cortaba el pescado con precisión, y todos los presentes miraban con incredulidad. Masaru no podía apartar la vista de Zoro, el espadachín seguía inconsciente, y el temor lo ahogaba. Cada segundo que pasaba, el mundo parecía oscurecerse más.

Cuando Zeff pidió una aguja, Masaru se la entregó sin pensarlo, su corazón latiendo con fuerza al ver cómo el viejo cocinero comenzaba a coser la herida de Zoro. Cada puntada parecía un martillazo en su alma; el sufrimiento del espadachín era su sufrimiento, y tenía que apartar la mirada, incapaz de soportar el dolor.

Zeff, sumido en su labor, pidió la piel de pescado, y Sanji se la pasó rápidamente.

— ¿Para qué sirve? —preguntó Masaru, tratando de entender la situación.

— Es un truco viejo de marinero —respondió Zeff con seriedad—. Esto ayuda a cerrar la herida y acelera la curación.

Masaru, aunque aturdido, sintió un atisbo de asombro. Pero esa curiosidad no podía apagar el terror que le consumía. Su corazón se desbordaba de emociones contradictorias: esperanza, dolor, y el miedo desgarrador de perder a Zoro.

— ¿Y se va a recuperar? —preguntó Usopp, su voz temblorosa.

La respuesta de Zeff fue como un golpe en el estómago.

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⏰ Última actualización: Sep 27, 2024 ⏰

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