Del amanecer al ocaso

Capítulo 10: "Acantilado"

De pronto, Alessandro apareció detrás de Lilith y la tomó del cuello, su mano era fría y firme. Lilith sintió un golpe de miedo y trató de liberarse, pero Alessandro la sostuvo con fuerza.

-Alessandro, no -dijo Lilith, intentando hablar con dificultad.
-Ya Lucien te contó la verdad, no puedes seguir con vida, debes reencarnar y estar a mi lado toda la eternidad- Dijo Alessandro

Lucien se transformó instantáneamente en una criatura demoníaca, su cuerpo creciendo y cambiando en una forma terrorífica. Su piel se volvió negra y escamosa, y sus ojos brillaron con un fuego rojo.

-¡Suéltala! -gritó Lucien, su voz sonó como un trueno.

Alessandro se rió, con sonrisa cruel y seductora.

-No -dijo-. Ella es mía.

Lucien se lanzó hacia Alessandro, sus garras extendidas y listas para atacar. Pero Alessandro no se movió, su mirada fija en Lilith.

-Tú no entiendes -dijo Alessandro-. Ella es la clave para que la maldición nunca se rompa.

Lilith se sintió confundida y asustada. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué Alessandro la estaba reteniendo?

-¡Suéltala! -gritó Lucien de nuevo, su voz más fuerte que antes.

Alessandro se rió de nuevo y besó el cuello de Lilith. Lucien se enfureció aún más y se lanzó hacia ellos, listo para atacar.

La orilla del río se llenó de tensión y miedo. ¿Qué sucedería a continuación? ¿Podría Lucien proteger a Lilith de Alessandro?
Alessandro ató a Lilith con una cadena de oro blanco que brillaba con una luz divina. La cadena parecía tener un poder sobrenatural que anulaba los poderes de Lilith y su capacidad para cambiar de forma.

-No puedes escapar -dijo Alessandro, su era voz fría y calculada.

Lilith se sintió atrapada y desesperada. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué Alessandro la seguía reteniendo?

-¿Qué quieres de mí? -preguntó Lilith, intentando mantener la calma.

Alessandro se rió, su sonrisa fue cruel y seductora.

-Sé la verdad -dijo-. Sé qué eres y qué puedes hacer. Pero nunca lo diré.

Lilith se sintió confundida.

-¿Qué verdad? -preguntó.

Alessandro se acercó a ella, su voz era baja y peligrosa.

-No soy un instrumento de ayuda -dijo-. Soy un instrumento del fin. Estoy aquí para asegurarme de que la maldición se cumpla.

Lilith se sintió un golpe de miedo. ¿Qué significaba eso? ¿Alessandro estaba trabajando en contra de ella?

-¿Por qué? -preguntó Lilith, intentando entender.

Alessandro se encogió de hombros.

-Es mi destino -dijo-. Y el tuyo también.

Lucien, que había estado observando la escena, se lanzó hacia Alessandro con un grito de furia.

-¡No la tocarás! -gritó.

Pero Alessandro simplemente sonrió y levantó la mano. La cadena de oro blanco brilló con una luz más intensa y Lucien se detuvo en su camino, como si hubiera sido frenado por una fuerza invisible.

-No puedes interferir -dijo Alessandro-. La maldición debe cumplirse.

Lilith se sintió desesperada y atrapada. ¿Qué podía hacer para escapar de Alessandro y romper la maldición?
Alessandro arrastró a Lilith hacia el acantilado cercano del río, donde la cascada brumosa caía con un rugido ensordecedor. Lucien intentó interferir, pero Alessandro era demasiado astuto.

-¡No! -gritó Lucien, intentando agarrar a Alessandro.

Pero Alessandro se rió y tiró a Lilith por el acantilado. Lilith gritó mientras caía hacia la cascada, su cuerpo girando en el aire.

Lucien se lanzó hacia el acantilado, su corazón lleno de desesperación.

-¡Lilith! -gritó, su voz perdida en el rugido de la cascada.

Alessandro se quedó en el acantilado, sonriendo mientras veía a Lilith caer hacia el agua.

-La maldición se cumple -dijo Alessandro en voz baja y satisfecho por lo que hizo.

Lilith cayó hacia el agua, su cuerpo golpeando la superficie con un impacto fuerte. La cascada la envolvió, y su cuerpo desapareció en la bruma.

Lucien se lanzó hacia el agua, nadando con fuerza hacia el lugar donde Lilith había caído. Pero cuando llegó, no encontró nada. Lilith había desaparecido.

-¡Lilith! -gritó Lucien, con voz desesperada.

Pero solo hubo silencio. La cascada continuó cayendo, y la bruma siguió envolviendo el río. Lilith había desaparecido, y Lucien se quedó solo, sumido en la desesperación.
Lucien se dio vuelta, buscando a Lilith en el agua, pero en su lugar, la vió volando en el aire. La cadena blanca con poderes angelicales se había sumergido en el río y de la espalda de Lilith habían brotado dos alas negras, majestuosas y poderosas.

-Hermano, he vuelto -dijo Lilith, su voz llena de fuerza y determinación-. Recuerdo todo.

Lucien se quedó atónito, admirando la transformación de Lilith. Sus ojos brillaban con un fuego intenso, y su sonrisa era una promesa de venganza.

-¿Qué recuerdas? -preguntó Lucien, acercándose a ella.

Lilith descendió del cielo, sus alas negras batieron el aire con suavidad.

-Recuerdo nuestra verdadera naturaleza -dijo-. Recuerdo nuestra familia, nuestra historia. Y recuerdo a aquellos que nos traicionaron.

Lucien sonrió, sabiendo que Lilith había recuperado su memoria y su poder.

-Ahora es el momento de cobrar venganza -dijo Lilith, su voz estaba llena de determinación-. Alessandro pagará por lo que nos ha hecho.

Lucien asintió, listo para unirse a Lilith en su búsqueda de justicia.

-Estoy contigo, hermana -dijo-. Juntos, nos vengaremos de aquellos que nos han traicionado.

Lilith sonrió, y juntos, los dos hermanos se elevaron en el cielo, listos para enfrentar a Alessandro y reclamar su destino. La noche se oscureció, y la luna se escondió detrás de las nubes, como si supiera que la venganza estaba cerca.